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Si la economí­a no ayuda, hay más relato: Cristina compensa con "datos duros" la falta del boom consumista

Si la economí­a no ayuda, hay más relato: Cristina compensa con "datos duros" la falta del boom consumista
06/08/2015 - 10:00hs

Cristina Kirchner confirmó lo que el mercado sospechaba: que en el tramo final de la campaña electoral, el estancamiento de la economía le preocupa todavía más que las denuncias por corrupción.

El acto realizado ayer en la Casa Rosada, con el pleno de la dirigencia kirchnerista y transmitido en cadena nacional, tuvo como excusa el anuncio del ajuste nominal de las jubilaciones, algo que está previsto por la ley para ser realizado semestralmente y que podría prescindir de funcionarios.

Pero ya a escasas horas de las PASO, este ajuste se presentaba como una oportunidad en bandeja para que la Presidenta hiciera sus clásicos repasos de gestión.

Sólo que, en esta oportunidad, hubo una diferencia con otras cadenas: ocurre justo cuando el plan del ministro Axel Kicillof empieza a hacer agua de manera inocultable. De manera que el discurso de Cristina adquiría otra importancia política, porque estaba destinado a suplir con "relato" lo que la economía no puede dar en las góndolas ni en las empresas.

La línea estratégica que la Presidenta le había pedido al ministro consistía en que, para esta época del año, se generase un boom del consumo para mejorar el humor social y que hubiera casos de inversión para fogonear el discurso "industrializador".

En paralelo, la inflación debía continuar en declive y el dólar debía mantenerse tranquilo y bajo control. El "timing" marcaba que el momento de mayor bienestar coincidiría con los meses más calientes del calendario electoral.

Pero las cosas salieron mal, y en plena etapa definitoria las encuestas marcan caídas de ventas en los supermercados -medidas en volumen- al 1,5% anual, según la consultora CCR. Y mientras tanto, la inflación quebró su tendencia descendente y en julio se ubicó en 2,1%, bien por encima del 1,5% que se había medido en junio, según el dato de la consultora Elypsis. Una ayuda en el cierre de campaña

Con ese cuadro, el objetivo de Cristina era claro: poner toda su capacidad retórica al servicio de la campaña electoral, mostrando indicadores que pudieran compensar el cúmulo de malas noticias que salen todos los días en las tapas de los diarios.

El más agradecido por ese servicio fue Daniel Scioli, quien un día antes había hecho un alto en su ajetreada agenda -que incluye la visita de hasta tres provincias en un día- para reunirse con Kicillof.

La comunicación oficial tras ese encuentro fue que el candidato y el ministro coincidieron en que el país se encuentra "en una situación de crecimiento económico con estabilidad de reservas nacionales y buenas proyecciones para lo que resta del año".

Pero la percepción en los comités de campaña es bien distinta, dado que no solamente preocupan las noticias sobre desempleo y crisis de economías regionales, sino que, además, Kicillof ha hecho declaraciones inquietantes en temas sensibles como alquileres, declaraciones impositivas y cepo cambiario.

El lado B de los "datos duros"

Dispuesta a ayudar, Cristina demostró, una vez más, que la realidad no es obstáculo para presentar una visión favorable de una economía estancada.

Munida de una gran cantidad de "datos duros", se dispuso a desmentir las noticias sobre despidos, economía estancada y volatilidad.

Su cuidadosa selección de indicadores deja deliberadamente fuera datos como la caía consecutiva número 23 de la producción industrial que acaba de reportar el Indec. O los números sobre el retroceso en los mercados automotor e inmobiliario.

Tampoco recordó uno de sus datos favoritos de consumo: la venta de motos, que según Cristina es un indicador por excelencia de mejora en la calidad de vida en el interior del país. Esa venta indica, para julio, una caída interanual de 1,5 por ciento.

Al presentar su visión sobre la realidad económica, la Presidenta eligió tres focos principales: el incremento en los haberes jubilatorios; el mantenimiento de la inversión, el consumo y el empleo; y el aumento de la recaudación impositiva no como señal de mayor presión impositiva sino de mayor actividad económica.

En casi todos sus argumentos, aparecen datos cuestionables o contradictorios.

- El primer dato cuestionable refiere a la evolución real de la jubilación mínima. Esto es, no quedarse en la nominalidad del anuncio. Al tomar en cuenta también el avance de la inflación sobre los haberes resulta que el poder de compra de los jubilados y pensionados es hoy aproximadamente un 13% inferior al del último aumento (ver más en nota aparte).

- En línea con esto, la Defensoría de la Tercera Edad, a cargo del especialista Eugenio Semino, estimó en que, aun con el retoque, el salario de los jubilados alcanza para comprar apenas la mitad de la canasta básica de los adultos-mayores.

- No es cierto que en los últimos años no se haya incrementado la presión tributaria. Basta mencionar la falta de actualización de algunos impuestos clave para sacar esa conclusión. El esquema no se limita a Ganancias (cuyas escalas se mantienen desde hace años) sino que abarca a otros gravámenes: Bienes Personales, aportes de los trabajadores autónomos o la falta de actualización por la inflación de los balances empresarios.

- Con una lógica similar, no puede concluirse que una suba del 35% de la recaudación tributaria implique una mejora extraordinaria de la actividad económica ni del nivel de empleo. Más bien es un fiel reflejo de la alta inflación. Los últimos datos de la AFIP, referidos a julio, a lo sumo dan cuenta de un estancamiento en la cantidad de trabajadores en blanco y de la actividad económica y del consumo.

- El mercado del trabajo, lejos de reflejar un verdadero boom, atraviesa por un momento complejo, con varios sectores con tensiones. Basta mirar lo que ocurre en las terminales automotrices, en las economías regionales y en las siderúrgicas, donde algunos acuerdos parciales y momentáneos llevaron algo de calma en medio del parate.

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