Chau paz cambiaria: el blue se contagió de la incertidumbre y tocó su máximo en cuatro meses
La campaña electoral está llegando a un punto de inflexión: se está terminando el tiempo en el que la política influye sobre el dólar y está empezando el período en el que el dólar puede influir sobre la política.El blue, termómetro del humor en la city -que durante meses se mantuvo anestesiado- marcó un nuevo salto abrupto, en una demostración de que los ahorristas están adoptando medidas defensivas ante lo que suponen que ocurrirá a partir del 10 de diciembre.Por ahora -sólo por ahora- Cristina Kirchner no ha salido a denunciar una conspiración para lanzar la enésima corrida cambiaria destinada a desestabilizar a su Gobierno.
En el mercado dan por descontado que después de haber alcanzado los $13,35 -el valor más alto en cuatro meses- volverán con más vigor las inspecciones en busca de "cueveros" a quienes castigar.
Pero, más allá de esas maniobras de intimidación, los analistas creen que la "pax cambiaria" ya es algo del pasado y que la brecha difícilmente volverá a los niveles inferiores al 40% como la observada en las últimas semanas.
¿El motivo? Una mezcla muy peligrosa entre inconsistencias económicas y el tradicional nerviosismo de los ahorristas en la previa a una elección presidencial.Reflejo defensivoDe todas formas, hay algo de sorpresa por esta remontada del blue.
Los analistas aguardaban que este proceso de "dolarización de carteras" ocurriera a partir de agosto, luego de conocerse las tendencias de voto en las PASO, instancia que seguramente revelaría al posible Presidente de los argentinos.
Cabe recordar que en las últimas elecciones para jefe de Estado, en 2011, cuando fuera reelecta Cristina Kirchner con el 54% de los votos (todavía no se había implementado el cepo) se venía registrando una masiva fuga de capitales y una fuerte dolarización de ahorros que, en definitiva, produjeron una abrupta caída en las reservas del Banco Central.
De hecho, en menos de cuatro meses (desde agosto a noviembre de ese año) se habían evaporado de sus arcas unos u$s6.000 millones. A raíz de esta situación, a los pocos días de ser reelegida, Cristina impuso las restricciones cambiarias como forma de frenar ese drenaje.
Nicolás Dujovne, ex economista del Banco Central, recuerda que unos meses antes de las elecciones de 2011, el mercado ya había empezado a dar síntomas de su apetito dolarizador.
Esto se observó, por ejemplo, a través de "los futuros del dólar, que se empezaron a ‘calentar' antes de agosto, en aquellas PASO", afirma a iProfesional.
Dujovne describe que mientras que en el primer semestre de 2011 los futuros contemplaban un 9% de devaluación, en los meses previos a octubre ya habían saltado al 15%. Y, en los días previos a los comicios, "alcanzaron su máximo".
Por cierto, el nivel de dolarización de aquel entonces no tiene punto de comparación con el actual. Sólo en octubre de ese año, justo antes del cepo, la fuga de capitales había sido superior a los u$s3.000 millones.Ahora, en cambio, las cifras lucen modestas si se toma en cuenta la cantidad de divisas que los ahorristas compran en ventanillas oficiales: u$s6.000 millones en un año y medio.
Pero eso no significa que ni el Gobierno ni el mercado estén tranquilos. Por el contrario, en estas elecciones el termómetro de la desconfianza es la brecha cambiaria entre el blue y el oficial.
A diferencia de 2011, el cepo impide la repetición de una masiva fuga de capitales. Claro que los argentinos siempre encuentran alternativas para hacerse de billetes verdes.
Ante el límite que impone la AFIP para comprar en ventanillas oficiales, la búsqueda de divisas se canaliza a través de la adquisición de bonos o bien recurriendo al circuito paralelo.
De modo tal que, bajo las modalidades tradicionales o mediante coberturas más sofisticadas, buena parte de la sociedad se las ingenia para poner a resguardo su dinero ante un cambio presidencial.
"La percepción actual de atraso cambiario es más violenta que en 2011. Encima también debe removerse el cepo, algo que no existía en las elecciones anteriores. De modo tal que ahora el accionar de las autoridades tiene que ser mucho más profundo que el de antes, es lógico", resume Dujovne.Dólar atrasado, controles e incertidumbreAdemás del blue, también subió el dólar de referencia que surge de comprar un bono o una acción en pesos y revenderlo fuera del país en dólares.
Este mecanismo, conocido como "contado con liquidación" arroja actualmente un valor implícito de $12,40, en un contexto en el que crece la inquietud de los inversores por las distorsiones que acumula la economía.
Una de ellas es la que genera un tipo de cambio oficial que ha subido apenas un 6% en lo que va del año, mientras que el resto de los precios de los bienes y servicios escalaron 60% por encima de ese porcentual (casi 10%, según la medición de inflación de consultoras privadas).
Jorge Todesca, director de Finsoport y ex viceministro de Economía, considera que "a medida que se acerquen las urnas se irán viendo cambios en las carteras de los inversores, ya que éstas responderán a las expectativas de devaluación".
Añade que el Gobierno recurrirá a más inspecciones y a mayores controles para evitar que una fuerte tendencia ascendente del blue acreciente tales expectativas. De momento, la "mano dura en la city" parece ser una de las armas preferidas de los funcionarios.
A mediados de junio, cuando comenzó a recalentarse el precio del "conta con liqui", el Gobierno volvió a lanzar a la calle su batallón de inspectores, embistió contra bancos, casas de cambio, financieras y sociedades de bolsa, que ya acumulan multas por un total de $45 millones.
Si bien esa estrategia represiva dio resultado a corto plazo, no está tan claro que pueda seguir siendo efectiva de ahora en más.
De hecho, hay operadores que creen que la presencia intimidante de Gendarmería, CNV, Banco Central y AFIP puede traer efectos opuestos a los buscados.
El razonamiento es de manual: la represión asusta a los compradores, pero también -y quizás en mayor medida- a los vendedores. De manera que las clausuras pueden traer como consecuencia una retracción de la oferta. Entonces, cualquier incremento de la demanda, por pequeño que sea, trae inevitablemente una suba del blue.Las cuentas no cierran
Pero los expertos creen que no todo debe resumirse a una cuestión de expectativas por la previa electoral y a la represión a la hora de tener que explicar los factores que impulsan al alza al billete informal.
Señalan que hay motivos más de fondo para que se haya dado un repunte tan fuerte en estos últimos días.
Básicamente, afirman que hay menos dólares en la economía y en el Banco Central de los que se habían previstos.
La baja liquidación de divisas de los agro-exportadores empuja al Gobierno a controlar más de cerca cada billete verde que se va ya sea para pagar importaciones o a través de la venta en canales oficiales.
Según la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) entidad que nuclea a empresas que mueven un tercio de las exportaciones argentinas, desde que arrancó al año se liquidaron casi u$s10.000 millones (hasta el 19 de junio).
Esta cifra da cuenta de un primer semestre con un "achique" anual cercano al 20 por ciento.
Otro dato que da cuenta de cómo los billetes verdes se hacen cada vez más escasos lo da el saldo comercial, que se redujo a su nivel más bajo de los últimos 15 años.
Como si esto fuese poco, aparece otro factor que también suma gran preocupación: si bien las reservas se encuentran en casi u$s34.000 millones -un nivel que a simple vista resultaría aceptable- lo cierto es que la cifra "real" de divisas líquidas sería de la mitad o incluso menos.
Algunos analistas dan cuenta de unos u$s17.000 millones. Otros aportan cifras más inquietantes. Martín Redrado, ex presidente del BCRA, afirma que "el nivel líquido es de unos u$s12.000 millones", ya que el resto son encajes, instrumentos financieros e intercambios de monedas con otros países.
Esto pone en el mercado el semáforo en color amarillo, habida cuenta de que el Gobierno tendrá que pagar u$s6.000 millones en octubre por el vencimiento del Boden 2015.
Además, sigue abierto el conflicto con los holdouts, tenedores de deuda que reclaman un monto que puede trepar cómodamente a los u$s15.000 millones.¿Los plazos fijos pueden volverse en contra?Hay otro dato a tener en cuenta y que forma parte de este mercado "caliente".
A mediados de julio vencen el 60% de los plazos fijos (para el 15 de agosto, el 75%). Esto puede generar una aceleración en la corriente dolarizadora.
Si buena parte de los ahorristas no renueva sus colocaciones, es de esperar una mayor cantidad de pesos en la calle, lo que generará una presión alcista sobre el blue.
He ahí otro inconveniente: cuando la divisa estaba planchada, las colocaciones bancarias se presentaban como una de las alternativas de inversión más atractivas, al brindar una ganancia del 25% anual.
Pero en junio todo cambió. Es que con el actual movimiento ascendente del blue, los mayores atractivos de rentabilidad se han mudado al circuito ilegal.En junio, un plazo fijo viene dando un 2% de ganancia, mientras que el blue ya está ofreciendo más del doble: 5,5% en lo que va del mes.
Según Francisco Gismondi, analista de Empiria, el billete paralelo "ahora empezó a dar mayores ganancias que un plazo fijo. Esto ya comenzó a generar una dinámica especulativa que trae como riesgo asociado una posible espiralización".Blue recalentado
Por lo pronto, se confirma lo que sostenían varios analistas respecto a que la confianza en el peso -sin que se hayan resuelto los problemas de fondo que arrastra la economía- iba a ser de "corto plazo".
"A medida que se acerquen las elecciones y se profundice el atraso cambiario, las tensiones pueden resurgir", indican desde Ecolatina.
De hecho, hay un dato que varios economistas no pasan por alto: el tipo de cambio llamado "de convertibilidad" (que surge dividir los pesos en circulación por las reservas del Banco Central) arroja una referencia teórica de $14,50.
"Esta cifra es muy observada por los inversores. El precio actual de la divisa norteamericana no es visto como un tipo de cambio de equilibrio", sentencia el economista Federico Muñoz.
En este contexto, un blue a más de $13 no sorprende a los economistas. Y es entonces que cabe la pregunta: ¿a qué precio puede llegar?
Es difícil de responder, porque el "dólar de convertibilidad" puede no ser necesariamente el techo.
"El blue no tiene una lógica económica", define Gismondi, quien cree que uno de los principales factores que influirá sobre el billete informal será el mayor o menor nerviosismo de los votantes.
Una frase de un operador cambiario sintetiza cómo actúa a veces la ley de oferta y demanda sobre el billete verde en la previa electoral: "El dólar es el único bien que cuando sube... puede seguir subiendo".