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Maní­as de primer mundo: paradoja del Gobierno que se compara con paí­ses que no comulgan con el modelo

Para el discurso oficial, la Argentina crece más que Canadá y Australia, tiene menor presión tributaria que Dinamarca y hasta el peso "le compite" al dólar
12/06/2015 - 10:05hs

Si una cualidad ha ejercitado Cristina Kirchner en los últimos años fue el ejercicio de la comparación.

En muchas de sus apariciones en cadena nacional, en discursos ante organismos internacionales y hasta mediante su cuenta de Twitter, la Presidenta suele buscar un reflejo para validar su gestión y para intentar demostrar cómo está dejando posicionada a la Argentina tras más de una década con el kirchnerismo en el poder. 

Como si se tratara de un espejo convexo, que permite a la figura que se ubica en el centro ver el reflejo de todo lo que hay en los alrededores, la jefa de Estado suele contraponer hechos históricos, datos económicos, índices de educación y todo tipo de variables para demostrar el impacto del modelo K y su efecto transfomador sobre la sociedad y la economía

Lo paradójico es que la mayoría de las comparaciones que ha realizado Cristina Kirchner y sus funcionarios en este último tiempo, fueron trazadas tomando como parámetro a los países centrales, justamente, hacia los que usualmente dirige sus más duras críticas por estar alineados con los organismos financieros internacionales y por ser los que tratan de imponer políticas desfavorables hacia las naciones en vías de desarrollo, especialmente en el plano comercial. 

Desde Alemania, hasta España, pasando por los Estados Unidos, Australia y Canadá, todos estos países fueron puestos sobre la mesa de debate por la mandataria en su intento por validar el éxito de la gestión kirchnerista.

Llamativamente, con muchos de ellos mantuvo y todavía mantiene fuertes conflictos a nivel político, además de ser objeto de sus críticas por sus sistemas capitalistas e iniciativas pro mercado, que suelen ir a contramano del "modelo K".

La última referencia tuvo lugar días atrás, cuando la Presidenta –en el marco de una conferencia ante un organismo de las Naciones Unidas- aseguró que el índice de pobreza de la Argentina era inferior al 5%, lo que posicionaba al país en una mejor situación que la de naciones desarrolladas, como Dinamarca

Tras la fuerte reacción de analistas y economistas sobre los dichos de la mandataria, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, salió a refrendar los números del Ejecutivo, asegurando que hasta “Alemania tiene más pobres que la Argentina”. 

Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), coincidió en la paradoja de que el Ejecutivo busque su propia validación en países con los que está en las antípodas en materia ideológica.

Y como contrapartida, no haga otra cosa que "ensalzar" las bondades de los modelos económicos de naciones que sí están identificadas con el espíritu K, como Venezuela o Ecuador, pero nunca profundizando en sus estadísticas

En sus recientes misiones, la Presidenta tampoco dedicó mayor atención a datos como el estándar de vida o los índices de educación de países como China o Rusia que son, actualmente, los principales aliados políticos y comerciales del Gobierno K.

En cambio, la mandataria "desmenuza" al máximo las cifras de las economías centrales, dejando en evidencia que en los primeros no hay mucha "tela para cortar". 

Vicios estadísticos

Para el analista Enrique Szewach, “el Gobierno está metido en plena campaña electoral y, como la economía no crece desde hace cuatro años y es reiterativo trazar referencias a los datos del 2001, entonces necesita salir a medirse con otros países”. 

Además del hecho de intentar ponerse a la par de territorios con los que está lejos de comulgar ideológicamente, el otro problema que señala el economista es que “muchas de esas mediciones las realiza partiendo de números cuanto menos dudosos”. 

Así, el impacto electoral que podría tener una frase rimbombante sobre los niveles de pobreza, presión tributaria o poder adquisitivo en la Argentina versus los de países desarrollados, cae por la propia falta de credibilidad que rodea al sistema de estadísticas, según Szewach. 

“Puede invocar cifras de afuera, de otras naciones o de organismos del exterior, pero desde el preciso momento en que incluye datos internos para contrastarlos, el comparativo pierde validez por la fuerte intervención del kirchnerismo sobre los índices”, acotó el experto. 

Claro que las referencias a una Argentina con menos pobres que en tierras de Ángela Merkel no son comentarios aislados.

Por el contrario, Cristina Kirchner ha venido insistiendo, una y otra vez, con la estrategia de poner al país a la par o incluso por encima de las naciones más desarrolladas del planeta en materia económica, salarial, tributaria y hasta comercial, tal como se detalla a continuación: 

1. La Argentina, mejor que Canadá y AustraliaCorría el último trimestre de 2013, cuando la jefa de Estado sorprendió con una catarata de tuits con los que buscó “derribar mitos” de la economía nacional. 

Sin más preámbulos, destacó que, en materia de superávit comercial, crecimiento económico y desendeudamiento, “estamos mejor que Canadá y Australia”. 

"Yo quiero que estén lo suficientemente informados para que nadie pueda volverles a meter el perro", advirtió CFK, para luego trazar una serie de datos comparativos con esas dos naciones a las que eligió, según dijo con algo de ironía, “porque son más cool” que los países latinoamericanos.  

En ese entonces, se quejaba de que no se cuestionaba la solvencia fiscal de esos gobiernos y sí la de la Argentina que, por esos días, tenía reservas por encima de los u$s37.000 millones.

También se refirió a que la economía albiceleste estaba creciendo un 5,1% “en un mundo que se derrumba y donde se cae el trabajo”.

Claro que el tiempo pasó y las grietas quedaron en evidencia: en primer lugar, según el consenso de numerosas consultoras, las tenencias líquidas en poder del BCRA no superan los u$s20.000 millones. 

Por otro lado, al igual que lo que sucede con las mediciones de inflación del INDEC, también algunos analistas dudan sobre si realmente el país creció a "tasas chinas" como se solía decir. 

Una de las investigaciones más completas es la de Ariel Corember, un docente de la UBA que trabaja en coordinación con un grupo internacional de economistas.

Tras corregir el efecto de la inflación mal medida y, además, el de la sobrestimación del volumen de producción, su conclusión es que entre 2007 y 2012 el crecimiento real acumulado fue del 15,9%, es decir, del 3% anual promedio.

Esa cifra viene a ser la mitad del 30% que midió el INDEC en ese lapso. 

2. La Argentina, con menor presión tributaria que DinamarcaEn marzo pasado, en plena discusión por el impacto del Impuesto a las Ganancias sobre los ingresos de asalariados y en un contexto en el que no se actualizan las escalas impositivas de otros tributos desde hace años, la mandataria afirmó que la Argentina es uno de los países con menor presión a nivel mundial. 

"Estamos por debajo del nivel promedio de las naciones desarrolladas, como Dinamarca", remarcó, para luego agregar que “la idea es que haya cada vez mayor igualdad para que nadie le envidie a otro un par de zapatillas". 

Colina es uno de los que tantos analistas que no convalida los dichos de CFK. Considera que hoy día la presión tributaria en la Argentina es cercana al 35%, la más elevada de la historia y similar a la de países nórdicos como Islandia

Además, aclaró que si se considerara la metodología anterior –que el Gobierno cambió en 2013- y se tomara como base el PBI de 1993, hoy el impacto impositivo superaría el 40%. 

Colina agregó igualmente que limitar la discusión a estos números “es un reduccionismo: en Europa se paga más pero los Estados vuelcan gran parte de esos recursos en mejores servicios. En la Argentina, por la deficiencia estatal, quien puede se abona su propia salud, educación y hasta seguridad”. 

3. La Argentina, con más inversión en educación que Finlandia

Tras un debate sobre la calidad educativa de la Argentina, que tuvo lugar hace unos meses, Cristina utilizó las redes sociales para trazar otro comparativo: esta vez apuntó contra Finlandia.

Si bien no afirmó de manera directa que su gestión destina más fondos que esa nación, sí se permitió inferir esa posibilidad.  

“Ambos países destinan el 6% de su presupuesto a la educación”, afirmó, para luego agregar: “Habría que distinguir si en Finlandia ese porcentaje es sobre su presupuesto o sobre su PBI. En nuestro caso, Argentina, es del 6,3% sobre el PBI. La diferencia no es menor ya que el PBI siempre es mayor que el presupuesto”. 

Al respecto, Colina afirmó que “es cierto que hay naciones desarrolladas que invierten una menor proporción de sus recursos. El tema es ver cómo se gastan esos fondos y los resultados. Si lo medimos por las pruebas internacionales, entonces el rendimiento logrado en escuelas europeas es más efectivo”. 

4. La Argentina, con el mejor salario mínimo de la región Allá por septiembre de 2010, la mandataria había afirmado que la Argentina tenía “el salario mínimo vital y móvil más elevado de América latina”. 

Este año, antes de que se iniciara la pelea por las paritarias, Cristina Kirchner volvió a trazar la misma referencia, para luego asegurar que esto era el resultado de las “negociaciones colectivas de salarios” y “el crecimiento de los sindicatos”. 

Sin embargo, en el gremio de los economistas, este indicador por sí sólo no brinda una referencia clara del estándar de vida. Especialmente, en un país con un marcado atraso cambiario –que distorsiona los cálculos-, que convive con dos tipos de dólar y que posee una inflación anual cercana al 30%. Esta combinación vuelve a los sectores más bajos mucho más vulnerables. 

Como si esto fuese poco, el empleo en negro en la Argentina desde hace años se mantiene en torno al 35%, con regiones como la del Noroeste donde el trabajo informal supera el 43%. 

5. La Argentina, con subas salariales mayores que las de España

En marzo último, justo cuando se iniciaba la cuenta regresiva por las paritarias, la jefa de Estado volvió a apelar a los comparativos para intentar calmar las presiones y tratar de demostrarles a los sindicatos el desfasaje que había respecto a otras naciones. 

Para ello, tomó el caso de las subas salariales en España. Dijo al respecto: “El ministro de Economía español anunció que el aumento de 2015 a 2018 va a ser del 1,6 por ciento". 

"Cuando uno ve determinadas cosas se pregunta en qué mundo viven", remató la mandataria, para afianzar lo que era su intención de ponerle un techo a las negociaciones salariales. 

Claro que el análisis oficial olvidó un punto no menor: la evolución de los precios. Mientras que España cerró 2014 con una deflación del 0,1%, en la Argentina se dio el efecto contrario, con un índice que se disparó por encima del 35%. 

6. La Argentina, con índices más confiables que EE.UU. 

En septiembre de 2012 tuvo lugar una de las intervenciones más comentadas de la Presidenta en fueros internacionales. 

En la misma semana en que realizó desde Harvard sus referencias fallidas a la Universidad de La Matanza, la mandataria también se había prestado a un diálogo con estudiantes de Georgetown, que pusieron especial foco en el tema inflacionario. 

Luego de comentar que la Argentina los shoppings y restaurantes estaban “llenos”, advirtió que “el país estallaría por los aires” si la suba de precios era realmente –como se decía en ese entonces- del 25% anual.

A modo de contraataque, y defendiéndose de las acusaciones por la supuesta manipulación de estadísticas, puso bajo un manto de dudas la política económica de la Casa Blanca.

En este sentido, hasta desconfió de la veracidad de los índices norteamericanos y afirmó: “La expansión monetaria mayor del mundo es la de Estados Unidos y me dicen que tiene una inflación del 2 por ciento. ¿Esto es consistente?”. 

Es irreal evidentemente, con semejante expansión monetaria”, completó Cristina, lo que generó fuertes críticas por parte del país del norte.

Claro que, en el comparativo peso-dólar y emisión monetaria, se olvidó de un detalle: la divisa estadounidense goza de una fortaleza y de una demanda que atenúan los efectos de una mayor oferta.

Esto, por cierto, no sucede con la moneda local, ya que una creciente impresión de billetes tiende a desvalorizarla con el consecuente impacto en los precios de los bienes y servicios.  

7. La Argentina, menos proteccionista que la países de Europa

En plena disputa comercial con los Estados Unidos y el Viejo Continente, allá por 2013, Cristina de Kirchner se quejó de las barreras aduaneras que imponen esos mercados a los productos albicelestes. 

También señaló que “no hay mayor proteccionismo que el que emplean los países desarrollados y ni qué hablar de Europa", que, según la mandataria, “se llena la boca hablando de libre comercio pero luego hace lo contrario”. 

Si bien es cierto que las potencias fortalecieron su industria a base de restricciones, también es verdad que la Argentina tiene un gran "prontuario" en materia de trabas comerciales. 

De hecho, un informe difundido por el Banco Mundial reveló que, entre 2011 y 2012 la Argentina fue el país más proteccionista a nivel global, superando a países conflictivos como Rusia o China. 

Además, en enero de este año, la OMC exigió al Gobierno que retire las medidas que obstruyen el comercio, tras perder una demanda iniciada por varios países, por considerar violatorio el sistema de administración de importaciones y las restricciones al giro de divisas. 

En definitiva, la administración K tiene múltiples necesidades y distintos caminos para satisfacerlas: para buscar inversiones, ampliar el comercio y conseguir plata fresca para reforzar las reservas, los aliados son aquellos no alineados con los organismos de crédito y las naciones centrales. 
Ahora, cuando intenta ensalsar las bondades de su propia política económica, al no encontrar buenas "referencias" en sus socios ideológicos, entonces apela a los países desarrollados. Paradoja o no, en definitiva, es funcional al modelo.