La Casa Rosada intenta desactivar el paro de transporte con más subsidios a los colectivos
Mientras se cumple el segundo día del paro bancario y la tercera semana del de aceiteros, el Gobierno busca desactivar la próxima protesta que está en puerta y que podría complicar todas las actividades económicas, la que organizaron los gremios de transporte para el 9 de junio.
La Casa Rosada aceleró la discusión de un nuevo acuerdo salarial hasta mitad de año para los colectiveros de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) mediante la suba de subsidios para el sector.
Los funcionarios se reunirán este miércoles con el líder del sindicato, Roberto Fernández, e intentarán pactar un nuevo esquema de transición como el firmado para el primer trimestre, pero que con la diferencia de que para este caso se buscará un aumento porcentual en lugar de una "suma puente".
El gremio había resuelto con el área de Transporte (las empresas de colectivos y de micros de larga distancia tienen un protagonismo acotado en las paritarias por la proliferación de subsidios estatales) un aumento entre enero y marzo por un total de $5.000 que fue distribuido en una primera cuota de $2.000 adicionales por enero, y otras dos de $1.500 cada una con los salarios de febrero y marzo, que representó cerca del 14,5% de suba de bolsillo. A falta de un acuerdo formal con las empresas y el Gobierno, la UTA aceptó una extensión de los $1.500 por abril y aguardaba un entendimiento al menos hasta junio.
Funcionarios a cargo de la negociación tienen como objetivo intentar un acuerdo puente pero por una suba porcentual, que debería representar menos del 27% pautado como referencia por el Ejecutivo, de modo tal de reservar parte del incremento para el segundo semestre del año, informó el diario Ambito Financiero.
Con salarios de bolsillo que oscilan los $15.000, Fernández llegó a reclamar que esa cifra subiese a $18.000 en una primera etapa, lo que implicaría un 20%. El porcentaje está muy lejos del 50% de aumento que el propio dirigente llegó a mencionar a principios de año, pero tiene más que ver con una dinámica real de la paritaria y de las posibilidades alegadas por el Gobierno.
En la UTA aseguraron que ningún acuerdo salarial impedirá al gremio llevar adelante el paro opositor del 9 de junio. Los funcionarios que negocian con Fernández lo saben pero explicaron que con un eventual arreglo paritario, al menos parcial, intentarán apaciguar al gremialista para el último tramo de gestión de Cristina de Kirchner. En ese sentido, dijeron que a diferencia de Omar Maturano, el líder de los maquinistas ferroviarios de La Fraternidad, el jefe colectivero tiene mayor vocación dialoguista. De Fernández esperan en el Ejecutivo sacarlo de la primera línea de gremialistas opositores ante una eventual escalada de protestas en la segunda mitad del año.
En caso de prosperar la reunión de hoy con funcionarios y empresarios del transporte, los paritarios irán al Ministerio de Trabajo a firmar el entendimiento. Con los dueños de colectivos y micros de larga distancia comenzará, a partir de ese momento, una ingeniería aparte: se trata de reacomodar el entramado de subsidios y compensaciones que, lejos de bajar su volumen, no pararon de crecer en los últimos años ante la decisión oficial de no subir las tarifas urbanas ni autorizar aumentos desmedidos en el segmento de la larga distancia.