Brasil: Dilma negó una crisis y pronosticó que la economía saldrá de la recesión sobre fin de año
"Brasil está lejos de sufrir una crisis y sus fundamentos económicos siguen siendo sólidos", dijo el martes la presidenta Dilma Rousseff durante un evento en Sao Paulo.
Rousseff, quien intenta eliminar de la opinión pública la palabra crisis, sostuvo que "el Gobierno hará todo lo posible para asegurar la recuperación económica para fines de año" y esto será con medidas que incluyen el anuncio de una tercera fase de su programa de inversión y nuevas concesiones en infraestructura, afirmó la mandataria según consignó la agencia Reuters.
Quien también salió a disuadir a los medios sobre una posible baja en la calificación financiera de Brasil fue el jefe del Tesoro brasileño, Marcelo Saintive.
"Brasil no corre el riesgo de perder su calificación de grado de inversión y el Gobierno no enfrenta impedimentos para emitir deuda en el exterior, pese a la creciente volatilidad en los mercados", aclaró Saintive.
"Las agencias calificadoras evalúan la credibilidad fiscal y eso es precisamente lo que estamos mostrando", subrayó ante los periodistas. Analistas de la agencia Standard & Poor's se reunieron la semana pasada con funcionarios brasileños.
Desde el Gobierno argentino también intentaron reducir el impacto negativo de la depreciación de real, el ajuste fiscal y otras medidas económicas del gobierno de Rousseff sobre la economía nacional, aunque el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, aclaró este martes que Cristina Kirchner "mira con atención" el panorama.
"Miramos con atención lo que pasa con un 'primus inter pares' en el Mercosur", sostuvo el funcionario y agregó que las medidas anunciadas por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, "son duras".
Antes de entrar a la Casa Rosada, señaló que en dos estados brasileños los ciudadanos están "preparados para hacer manifestaciones, no importa cual fuera el mensaje" y acotó que más allá del mensaje, "hay preocupación".
Marcha por la renuncia de DilmaPor lo pronto el panorama no es alentador para el Gobierno de Rousseff.
Se espera que el próximo domingo miles de brasileños salgan a las calles de todo el país para pedir la renuncia de Dilma Rousseff, quien asumió su segundo mandato hace apenas dos meses.
La masiva movilización fue convocada por las redes sociales y ya cuenta con el respaldo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), al que pertenece el líder opositor Aécio Neves, principal competidor de Rousseff en los comicios del año pasado.
Cacerolazos La mandataria brasileña expresó el lunes que manifestarse es un derecho ciudadano pero advirtió que no tolerará la violencia, luego de que se registraran cacerolazos durante un discurso que dio la noche anterior en defensa del ajuste económico.
Las muestras de repudio se hicieron sentir en distintas ciudades, según medios locales, pero los registros periodísticos y videos aficionados divulgados no permitieron determinar su magnitud.
En San Pablo (la capital económica del gigante sudamericano) donde gran parte de la población apoya a la oposición, se escucharon agravios y pedidos de destitución de la mandataria, que empezó su segundo mandato hace apenas poco más de dos meses.
Rousseff llamó a los brasileños a respaldar las políticas de austeridad fiscal, señalando que el ajuste duraría el tiempo que se necesite y que los resultados positivos comenzarán a verse a fines de este año.
Con una economía estancada y problemas con sus aliados de coalición debido a un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, la presidenta brasileña necesita apoyo para tomar medidas impopulares destinadas a reducir el déficit y preservar el grado de inversión del país.
En los últimos días, su moneda se devaluó. El real ya perdió más del 15% en lo que va del año, y esta depreciación podría impulsar a la inflación de Brasil, que avanza a un ritmo anual de 7,7%, muy por encima de la expectativa fijada por el gobierno de 4,5%.
Al gobierno de Cristina Kirchner le preocupa la devaluación del real debido a que le quita competitividad a los productos de industria argentina, aunque el ajuste en el vecino país también es un problema porque podría hacer caer aún más la ya deprimida demanda importadora.
El comercio bilateral con Brasil se redujo 21% en febrero en relación al mismo mes del año pasado, debido al retroceso tanto de exportaciones como de importaciones, que dejó un déficit para Argentina de 154 millones de dólares.
Las exportaciones argentinas durante el mes pasado sumaron u$s814 millones, lo que representó una baja de 25,6%, mientras que las importaciones totalizaron 968 millones de dólares, que implicó un retroceso de 16,9 por ciento.