Plan oficial "Precios Congelados" para 0km llega con delay: hay modelos que subieron 80% en un año
En una suerte de "toma y daca", Gobierno y terminales le pusieron fin a una larguísima negociación por la cual finalmente "aparecieron" los dólares necesarios para importar a cambio de que las compañías se comprometan a mantener sus planteles de empleados y, además, no avancen con nuevas subas de precios.
El tema laboral no era una arista menor del conflicto: durante 2014, las automotrices y autopartistas avanzaron con planes de suspensiones masivas. En determinados meses, cerca de 12.000 trabajadores llegaron a estar en dicha condición.
Pero esto luego fue complementado con retiros voluntarios y despidos, lo que determinó que el año cerrara con la pérdida de 4.000 empleos en una rama de actividad que, según Economía & Regiones, explica el 7% de toda la fuerza laboral de la industria.
Así, en la recta final hacia los comicios, el Gobierno se está jugando una carta importante, especialmente en lo simbólico. Luego de más de una década pregonando sobre las conquistas sociales y la redistribución de la riqueza, se ha vuelto vital para el oficialismo evitar que el ciclo kirchnerista concluyera con un evidente deterioro de las variables vinculadas con el mercado del trabajo.
Claro que en la negociación que tuvo lugar el viernes pasado, el Ejecutivo buscó asegurarse otra cosa: el control de precios.
El plan con el que viene avanzando el ministro Axel Kicillof tiene como uno de los ejes principales mantener al dólar casi quieto. Con esto, persigue un objetivo bien claro: evitar que el tipo de cambio fogonee la inflación para que el poder adquisitivo no vuelva a resentirse, como sí sucedió en 2014, cuando los salarios retrocedieron entre 8% y 10% en términos reales.
El problema es que el intento de desacelerar la suba de precios y llevarla a un andarivel por debajo del 30% está teniendo un altísimo costo en términos de actividad económica.
En su afán de mantener al dólar como "ancla" y cuidar el nivel de reservas, el BCRA se ve obligado a frenar importaciones de productos e insumos que son vitales para la industria.
Los 18 meses con caídas consecutivas en el ritmo de actividad son consecuencia, en parte, de este plan que apunta a consolidar la "estabilidad financiera", como la denominó el propio Alejandro Vanoli. En ese mix, contener la inflación es uno de los objetivos más preciados.
Claro que todo ese nivel de esfuerzo, bajo la óptica oficial, estaba siendo tirado por la borda por las automotrices, que ni bien arrancó el 2015 avanzaron con alzas de precios de hasta el 15%.
Las subas, en general, estuvieron centradas en los modelos de gama media-alta, luego de que el Gobierno avanzara con un incremento de la base imponible del tributo a los 0Km, lo que les dio más margen a las empresas para realizar ajustes, sin riesgos de caer dentro del impuestazo.
Si a eso se suma el fracaso rotundo del plan oficial ProCreAuto, que tanto había promocionado el Ejecutivo, estaban todos los condimentos dados para una dura batalla con las automotrices, en la que el "botín" más preciado son los dólares.
Antes de esta contienda, el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, les había prometido u$s100 millones allá por octubre, con la posibilidad de ampliarlo hasta los u$s150 millones en diciembre pasado.
Sin embargo, nada de eso terminó ocurriendo: la cuota de billetes verdes nunca se incrementó. Por el contrario, hacia fines de enero el BCRA empezó a frenar operaciones en el mercado de cambios.
Incluso, durante varios tramos de febrero, directamente les fue imposible a las terminales conseguir divisas para el pago de importaciones.
Este "cepo" virtual fue el telón de fondo de una larga negociación durante la cual el Gobierno ganó algo de tiempo limitando operaciones aduaneras. Y culminó con el compromiso de las terminales que no haya despidos y no suban los precios.
Este acuerdo, según se discutió, deberá mantenerse hasta mediados de año, momento en que ambas partes volverán a sentarse a negociar.
¿Un acuerdo que llegó tarde?
El primer bimestre fue realmente negro para la actividad, tras haber cerrado con un derrumbe de los patentamientos de casi 35% respecto al mismo lapso de 2014, con unas 60.000 unidades menos comercializadas.
"No entendemos la política de precios cuando deberían estar preocupados por vender", se quejaba Costa durante uno de los últimos encuentros con las terminales, a las que les pasó factura una y otra vez por los desplomes.
En este contexto, el visto bueno que dieron las automotrices a la exigencia oficial, a cambio de obtener dólares, parece haber llegado demasiado tarde.
Sucede que las alzas de hasta el 15% que experimentaron varios modelos en enero, son apenas la punta del iceberg de una escalada de precios que no tuvo control.
Desde el arranque de 2014 hasta la fecha, hubo modelos de marcas masivas que registraron incrementos en los valores de venta al público de hasta el 80%, un porcentaje que prácticamente duplicó los relevamientos privados sobre inflación.
Los números no dejan de llamar la atención y obligan a preguntar si las intenciones del Gobierno de tratar de evitar un encarecimiento de los 0Km en relación con los salarios no llegaron demasiado tarde.
Si se traza un relevamiento sobre los precios oficiales que informan las automotrices a la Asociación de Concesionarios (ACARA), se puede observar que modelos como el Fiat Punto Attractive Pack Top habían cerrado el 2013 a un valor de $110.000, en tanto que ahora esa misma versión cotiza a casi $199.000, lo que implicó una disparada del 80%.
En el ranking siguen otros autos de marcas generalistas, como la Renault Duster: la entrada de gama de esta camioneta tenía un valor de $128.500 en los primeros días del año pasado. Hoy, en cambio, esta misma unidad ya cuesta $225.000, lo que equivale a un salto del 75%.
Un incremento similar sufrieron algunos modelos del Siena, de Fiat, como el 1.4 Emotion: de costar $92.900, su precio se elevó un 73% hasta llegar en la actualidad a los $161.000.
Otra automotriz que avanzó con un fuerte encarecimiento de todo su portfolio de productos fue el Grupo PSA.
Citroën, una de sus marcas, por ejemplo, aplicó un ajuste de casi $100.000 (+55%) a la versión Tendance del C4 Lounge, al tiempo que encareció un 50% el C3 Origine, que pasó a costar $60.000 más que en el arranque de 2014.
Del mismo modo, algunas gamas del 207 y del 308, que la casa francesa produce en su planta de El Palomar, sufrieron incrementos de más del 50%, tal como se observa en el siguiente cuadro:
Esta disparada de los valores de venta al público, que corrieron muy por encima de las mejoras salariales, terminó por alejar a los 0Km de los bolsillos de muchos argentinos.
Tomando como ejemplo el caso del Fiat Siena y en base al nivel de remuneraciones estimadas por el INDEC, en enero de 2014 se necesitaba el equivalente a 12 ingresos netos promedio para acceder a esa unidad.
En la actualidad, con salarios que fueron quedando "viejos" por la presión inflacionaria, se pasó a requerir de 16,5 remuneraciones. Es decir que hoy se necesita de 4 meses y medio más de "esfuerzo" para llegar a la misma unidad.
Debido a esta dinámica despareja que tomaron los precios y los ingresos, para el economista de Abeceb, Gonzalo Dalmasso, "hasta tanto no se vaya generalizando la recomposición salarial, la industria automotriz seguirá padeciendo fuertes caídas en los niveles de ventas".
"Recién a partir de abril podría haber una estabilización, debido a una paulatina recuperación del poder de compra", acotó el experto.
¿Por qué subieron tanto los precios?
Ante el impulso inusitado que fueron teniendo los valores de los 0Km, el secretario Costa les había lanzado un ultimátum a las terminales: precios congelados a cambio de dólares.
En varias declaraciones, el funcionario hasta tildó de "irracionales" los ajustes que sufrieron los vehículos, muchos de los cuales se producen en el país. Si bien es cierto que a pesar de ser de fabricación nacional tienen un alto componente importado, también es verdad que el tipo de cambio oficial -al que compran las piezas afuera- se ha mantenido casi planchado desde febrero de 2014 hasta la fecha.
Para Dalmasso, el funcionario tenía algo de razón. Bajo la visión del experto, "los valores de los 0Km se incrementaron muy por encima de los ajustes salariales, la inflación o la devaluación".
Bajo la óptica del economista, "estas tres variables no alcanzan para entender por qué se encarecieron tanto los autos".
Entonces, ¿cuál es la razón de semejante disparada? Para Dalmasso, "lo que se dio en el mercado fue el resultado de una conducta precautoria de todos los agentes que forman parte de la cadena automotriz".
"El objetivo pasó a ser el de cuidar los stocks. El Gobierno, al limitar la entrega de dólares, terminó afectando la entrada de 0Km. Esto derivó en que, a lo largo de los últimos meses, tanto concesionarios como terminales consumieran más de 100.000 unidades que tenían inventariadas. Por lo tanto, al acotar la oferta de vehículos, en esta como en cualquier otra economía, termina sucediendo siempre lo mismo: se ajusta por precios", completó.
Según datos de Aduana, durante el segundo semestre del año pasado, a medida que el BCRA fue cerrando más el "grifo" de divisas y conforme las filiales y proveedores del exterior le cortaron el financiamiento a las terminales locales -tras acumularse un pasivo de u$s2.500 millones-, las importaciones se fueron desplomando.
Así, entre julio y diciembre pasado, ingresaron al país apenas 119.500 autos, un 50% menos que en el mismo lapso de 2013.
Para Dalmasso, este desplome fue un componente fundamental para entender la dinámica que experimentaron los precios, dado que, estructuralmente la mitad del mercado automotor nacional es abastecido por vehículos importados, principalmente desde Brasil.
¿Cómo impactará entonces el acuerdo por el cual se prevé otorgar más dólares? Para el experto, un mayor cumplimiento por parte del BCRA, "dará más previsibilidad al sector. No estamos diciendo que vaya a haber un retroceso de los precios de los 0Km, pero sí es de esperar al menos un congelamiento hasta mitad de año".
Cabe destacar que, hasta antes del pacto entre el Gobierno y las terminales, la actividad se dirigía a completar un 2015 con ventas por debajo de las 600.000 unidades, casi 40% menos que el récord de 2013.
Pero el nuevo escenario obligó a rever las proyecciones de ventas, que ahora muestran una tenue mejora.
Según Dalmasso, "con este acuerdo, prevemos que se podrán llegar a patentar entre 615.000 y 625.000 unidades durante 2015".
El panorama luce un poco más prometedor, pero así y todo, desde Abeceb consideraron "muy difícil" que se igualen los patentamientos del año pasado, cuando se llegaron a comercializar 685.000 autos.
"Para eso se necesitaría un cupo de dólares sustancialmente mayor", acotaron.
Sin embargo, pocos en la industria creen que el Gobierno, empeñado en defender a capa y espada la "estabilidad financiera", dé tan fácilmente el brazo a torcer.