Los secretos mejor guardados del nuevo presidente del Central
Alejandro Vanoli, el nuevo presidente del Banco Central (BCRA) piensa que "el mercado solo no da soluciones justas" y construyó su carrera académica y en el sector público trabajando sobre esa idea que heredó de su mentor en la Universidad de Buenos Aires (UBA), el economista Benjamín Hopenhayn.
El reemplazante de Juan Carlos Fábrega y expresidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV) tiene más de 20 años trabajando en el sector público. Sin embargo, su perfil más alto se conoció el año pasado con la defensa de los controles al mercado de cambios y con una frase por la que se lo recordará siempre: "Difundir el precio del dólar blue es como dar el precio de la cocaína", dijo, muy suelto de cuerpo, en una entrevista.
Vanoli tuvo su primer cargo público en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), adonde ingresó por concurso en 1988 y trabajó varios años ahí y en el Ministerio de Economía en las áreas de deuda pública. De hecho, otro ex del Central, Martín Redrado lo recordó como "un simple cadete, un llevapapeles", para descalificar su nombramiento al frente de la entidad monetaria.
"Muestra que no hay ningún tipo de límites de usar al banco como caja del Gobierno", sentenció sobre su designación el ex golden boy que supo conocerlo de cerca. Lapidario.
Como sea, Vanoli supo hacer relaciones. El vínculo que empezó con Mercedes Marcó del Pont y Aldo Ferrer en el grupo de economistas hetedoroxos llamado Plan Fenix se extendió a brazos de un integrante de la mesa chica de la política kirchnerista como Carlos Zannini.
Al "Chino" es a quien Vanoli le acercaba proyectos, papers e ideas que en varias ocasiones terminaron llegando a la presidenta Cristina Kirchner.
Cuando un par de secretarios de Estado del Ministerio de Economía lo acompañaron a la Quinta de Olivos para presentarle a la Presidenta un informe sobre la evolución del mercado de bonos, se sorprendieron al escuchar a Cristina tutear a Alejandro Vanoli.
Ese vínculo se estrechó en el 2010, con la salida de Redrado del Banco Central. Vanoli llevó el control de la evolución de la fuga de capitales de esos días y especialmente del mecanismo que se conoce como "contado con liqui" del que reportaba directamente a la Quinta de Olivos. También fue consultado sobre el proceso de expropiación de YPF y sobre la posibilidad de intervenir Papel Prensa.
En los discursos de Cristina Kirchner contra los fondos buitre y en las presentaciones que realizó la Presidenta el año pasado contra los paraísos fiscales en foros como el G20 o las Naciones Unidas pueden encontrarse recomendaciones que Vanoli ha hecho llegar a Olivos.
Pocos amigos en la City
Pero los lazos que tejió con el poder político no los tiene en la City. Allí, Vanoli es hombre de pocos amigos y su relación con el vicepresidente de la CNV, Hernán Fardi, investigado por su crecimiento patrimonial en la Justicia, y el director Héctor Helman no es buena.
"Pero el que tiene la firma final es él y se impone", cuenta un experto del mercado que le reconoce capacidad técnica y formación profesional. Cuando llegó a la presidencia de la CNV para reemplazar a Eduardo Hecker, en el mercado esperaban que la misión de Vanoli fuera intervenir Papel Prensa, algo a lo que su antecesor se había resistido pese a la presión del Gobierno.
Sin embargo, mostró gestión técnica y avanzó siempre en línea con la letra de la regulación vigente.
Vanoli tiene su propia versión de cuáles son las razones de la resistencia que encontraba en la city porteña su gestión y es acorde al relato kirchnerista. "Se trata de un sector muy revulsivo y no me perdonan que haya traído a las Abuelas de Plaza de Mayo o impulsado dentro de la CNV una comisión de Derechos Humanos que revisa la actuación de los civiles en la dictadura militar", le han escuchado explicar en su equipo de trabajo.
Pero dentro del Gobierno también libró batallas. Junto a Marcó del Pont, el exministro de Economía Hernán Lorenzino y el vicepresidente Amado Boudou, resistió la iniciativa de un desdoblamiento cambiario que proponían el año pasado Axel Kicillof y Guillermo Moreno.
Alguien que conoce bien su pensamiento dice que Vanoli desaconsejaba esa medida porque encarecería el acceso al financiamiento para la Argentina y conspiraraba contra la inversión.
"La economía puede recuperar la competitividad acelerando la devaluación del dólar oficial y reforzando el superávit externo, lo que haría bajar el valor del paralelo hasta encontrar un punto de convergencia entre los dos cambios. Desdoblar no es el camino", le escucharon argumentar entonces.
Rockero con peluca
Pero no todos son los fríos números de la economía para Vanoli. Aunque ahora gusta de escuchar jazz, tuvo su etapa rockera cuando estudiaba en el Nacional Buenos Aires. Junto a dos amigos formaban una banda que se llamaba "Irreal" que lo tenía al titular de la CNV como cantante.
Como en plena dictadura todos los alumnos del colegio debían tener el pelo corto, Vanoli usaba una peluca para actuar e imitar a su ídolo de ese entonces, el cantante de Led Zeppelin, Robert Plant, según consigna El Cronista.
Divorciado, con tres hijos, dos de los cuales siguen sus pasos estudiando Economía, Vanoli se distiende siguiendo la campaña de Racing con otros kirchneristas como el titular de la ANSES, Diego Bossio, y el ministro de Justicia, Julio Alak, y leyendo literatura latinoamericana.
También le gusta repasar a Tolstoi y uno de sus textos favoritos es La montaña mágica, de Mann. Habrá que ver si el vendaval que atraviesa hoy la economía argentina y con la brasa caliente del Central quemándole las manos, le dejan espacio para sus pasatiempos.