El blue impresionó por tocar $14, el dólar oficial porque el Gobierno le soltó la mano
Si la expresión "quedar en off side" puede en algún momento aplicarse a la economía, ese momento tuvo lugar ayer: no habían transcurrido ni cinco horas desde que el viceministro de Economía, Emanuel Alvarez Agis, había negado de plano que el Gobierno pudiera convalidar una devaluación, y el dólar oficial tuvo un abrupto salto de 7 centavos.
El viceministro -que suele repetir en público los argumentos de Axel Kicillof- planteó que el Gobierno resistiría las presiones para devaluar que están realizando empresarios industriales liderados por Héctor Méndez.
"Nosotros no vamos a reinventar la historia. Siempre que el tipo de cambio aumenta bruscamente, Argentina enfrenta situaciones de tensión. Si Méndez quiere volver a esos esquemas que ocurrían a principios de los 80 de devaluación, inflación, nueva devaluación, este Gobierno no va a aplicar ese programa", afirmó Alvarez Agis.
Horas después, el tipo de cambio oficial se deslizaba abruptamente desde una paridad de $8,33 hasta un nuevo nivel de $8,40. Siete centavos. En otro país es una variación normal, pero en la Argentina de hoy, es la noticia económica del día.
El deslizamiento fue superior a los tres "escalones" que había subido el titular del Central, Juan Carlos Fábrega.
•El primero había sido en mayo, cuando tras meses de haber mantenido planchado al dólar en $8,02, lo dejó moverse hasta $8,09 a lo largo de una semana.
• Luego, en julio, el tipo de cambio subió 8 centavos en ese lapso.
•Y el movimiento más reciente, el pasado miércoles, había sido de 3 centavos en una sola jornada.
Es decir, ayer la moneda sufrió su depreciación más alta desde el gran salto devaluatorio de enero.
Y todo ocurrió en un clima enrarecido con todos los componentes clásicos de las jornadas agitadas de la city: un dólar blue que se escapa hacia un nuevo récord, empeoramiento de expectativas devaluatorias, sucesión de malas noticias desde el ámbito político y, para rematar, hasta rumores sobre un eventual feriado bancario.
Los operadores del mercado de cambios afirmaron que la suba del dólar oficial ocurrió como consecuencia de una decisión del Banco Central: retirarse del mercado y no hacer ofertas de venta de divisas. Es decir, un panorama similar al previo de la gran devaluación de enero.
Pero acaso el mayor "ruido" es que todo esto ocurrió en abierta contradicción con las declaraciones de los funcionarios K, en el sentido de que el Gobierno defendería el valor de la moneda.
Peor aun, la propia Cristina Kirchner, en la noche del miércoles, hablando ante inversores en el acto del aniversario de la Bolsa de Comercio, había destacado cómo resultaba más conveniente apostar a títulos en pesos del mercado de capitales local y no al billete estadounidense.
Lo que se dice un mal "timing" de la Presidenta. Con los movimientos de ayer, el dólar oficial lleva acumulada una suba de casi 30% en el año. Y el blue, ya cómodamente instalado en el valor de $14, les dejó a sus seguidores una ganancia del 40% desde enero hasta ahora.
Un mercado nervioso y sin vendedoresEl mercado era ayer un hervidero de rumores, a la misma hora a la que el juez Thomas Griesa reflexionaba sobre si declarar al país en desacato o esperar a que el proyecto de cambio de jurisdicción de bonos fuera convertido en ley.
El primer aviso de que había nerviosismo vino, como siempre, desde el mercado paralelo.
La divisa estadounidense llegó a rozar este jueves los $14 en las cuevas de la city porteña. Y no sólo tocó un récord histórico, sino que también la brecha con el billete oficial alcanzó el 66%, por lo que la gran pregunta que se realiza el mercado, en el contexto actual del país, es hasta dónde llegará su ascenso.
Además, las operaciones del "dólar bolsa" -el mecanismo legal para la obtención de divisas mediante la compraventa de títulos públicos nominados en pesos y moneda norteamericana-, arrojó una valuación de $13,14.
En tanto, el "conta con liqui" -el utilizado para sacar divisas fuera del país- cerró en $12,40, también evidenciando una tendencia ascendente.
La postura oficial es ignorar y despreciar al dólar blue por ilegal e irrelevante. De hecho, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, llegó a decir que mirar su cotización equivale a seguir el precio de la cocaína. Sin embargo, hay una mayoría de economistas que cree que fue la suba del marginal, precisamente, lo que terminó disparando la devaluación del oficial.
Para el economista Jorge Todesca, titular de la consultora Finsoport, no hay dudas sobre cómo interpretar lo ocurrido en la jornada de ayer: "Hubo un efecto arrastre por el alza del dólar paralelo; creo que el Banco Central trata de dar la señal de que la ampliación de la brecha no va a ser infinita y que el actual nivel no es tolerable".
Recordó, incluso, que la reducción de ese gap era un objetivo que Fábrega se había fijado al asumir la presidencia del Central.
En la misma línea, el consultor Federico Muñoz apunta que la suba del blue refleja un empeoramiento en las expectativas del mercado, que ahora espera un contexto de menos dólares para respaldar una base monetaria mayor.
"En un escenario como el que tenemos hoy, lo que ocurre es que se desincentiva la oferta de divisas. Todo aquel que tenga billetes verdes o un activo dolarizado, tratará de retenerlo, porque siente que es inevitable otra corrección cambiaria. Y, del otro lado, hay una gran demanda de moneda norteamericana, que se requiere para hacer funcionar la economía y para pagar obligaciones", describe.
Para Muñoz, lo que el Gobierno está transmitiendo es que interpreta la señal del mercado y que no puede tolerar que la brecha llegue a niveles del 70%, porque ello produce un "estrangulamiento" en la plaza financiera.
El blue, la locomotora
Si al dólar oficial lo empuja el blue, ¿qué es lo que empuja a este último? Si los comentarios de economistas e inversores tuvieran que resumirse en una sola palabra, esa sería "incertidumbre".
Especialmente, luego que la "crisis Griesa" quebrara la expectativa positiva que, a comienzos de año, se había instalado con los acuerdos del Gobierno para indemnizar a Repsol y cancelar la deuda con el Club de París.
Primero fue la negativa del Ejecutivo argentino a negociar con los holdouts antes del pago del vencimiento del cupón (30 de junio) del Discount a los tenedores que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010, lo que produjo que el juez bloqueara dicho desembolso.
Luego, fue la negativa a acordar en el mes de gracia para cancelar (todo julio), y el consecuente ingreso, según las calificadoras de riesgo, en "default técnico".
Y, finalmente, el anuncio del Ejecutivo de esta semana de que enviará un proyecto al Congreso para cambiar el lugar de pago de los bonos con legislación de Nueva York hacia Buenos Aires.
De hecho, estos "desafíos" incrementaron los temores e impulsaron al blue: a mediados de mayo tocó los $11, a principios de junio pasó los $12, a fines de julio llegó a $13 y, luego de un breve bajón, en los últimos días siguió su carrera ascendente hasta el cierre de ayer en 13,95 pesos (ver cuadro).
"Incertidumbre, alta inflación y desaceleración de la economía son los condimentos que se juntan para explicar la suba del dólar", expuso un operador.
"El panorama definitivamente no cambia para mejor, Argentina continúa aislada de los mercados internacionales de crédito en un momento en que los dólares son un bien escaso", indicó la consultora Delphos Investment.
Asimismo, la oferta de divisas está debilitada por el final de la cosecha de granos. Esto, frente a una demanda firme, hace que se eleve su cotización y empuja al oficial a avanzar sostenidamente.
Olorcito a enero
Lo cierto es que el panorama actual se empieza a parecer peligrosamente al de enero pasado. Y no solamente por el retraso cambiario o la escasez de sojadólares, sino también porque vuelve a instalarse el temor a una caída de las reservas del Banco Central.
Ayer, luego de varias jornadas relativamente tranquilas, se perdieron u$s89 millones, con lo cual se llegó a u$s28.860 millones, un nivel similar al que se había caído el 18 de junio pasado.
El informe oficial del Central destacó que había cancelado diversas obligaciones -principalmente en la importación de energía- y que, además, lo había afectado negativamente el descenso de 1,4% en el precio del oro y el saldo "en rojo" de la cotización de los títulos externos que forman parte de su activo.
En definitiva, lo que está decodificando el mercado es que Fábrega está volviendo a mostrarse firme en su objetivo fundamental: proteger las reservas.
Y que, en esa cruzada, hasta puede llegar a dejar mal parados a Kicillof, a Alvarez Agis y a la misma Presidenta.
"Algunas medidas recientes, como el aumento de la emisión, la baja en la tasa de interés y las señales de incertidumbre con el tema de la deuda complicaron el panorama y Fábrega retira al Central del mercado que tiene que priorizar el cuidado de las reservas", describe Aldo Pignanelli, ex titular del Central.
En su visión, esto lleva a un efecto en cadena: los empresarios no cuentan con otra alternativa para financiarse que recurrir al "contado con liqui", lo cual incide sobre el blue y, a su vez, sobre el dólar oficial.
Su pronóstico es inquietante: "Tarde o temprano tendrán que corregir con un ajuste importante, porque el dólar oficial quedó muy retrasado".
Ante esa situación se abre la pregunta de qué tan tolerable sería, desde un punto de vista político, una sucesión de devaluaciones.
Cristina Kirchner ya demostró en enero que, por más que le desagrade, en situaciones extremas ha convalidado el deslizamiento cambiario, aun cuando ello suponga contradecir los deseos de Kicillof.
¿Se repetirá esa situación?
Es lo que está por verse, sobre todo para quienes creen en la existencia de una pulseada interna entre el titular del Central y el ministro de Economía.
"No me animaría a decir que, por la devaluación que acabamos de observar, Fábrega haya impuesto su visión y Kicillof haya perdido", comenta Muñoz.
De todas formas, si hay que juzgar por los tenores de las declaraciones periodísticas, lo de ayer tiene todo el aspecto y el "olor" de una medida decidida unilateralmente por el presidente del Central, sin la anuencia del ministro.
Resta ver qué tan profunda será la corrección en los próximos días: si ahora sobrevendrá una nueva "plancha", si se seguirá con "mini devaluaciones" diarias o si habrá una estrategia de tipo "escalonada".
En definitiva, lo que presumen los analistas es que el margen de decisión de los funcionarios se va acotando y que, cada vez más, es el propio mercado el que empuja el valor del dólar.