• 22/12/2024

Sorpresiva oferta de bancos allana un acuerdo de último minuto: falta que firme Griesa para esquivar el default

Es una iniciativa con la que se evitaría la clausula RUFO y se suspendería el fallo condenatorio para el país                       
30/07/2014 - 10:02hs
Sorpresiva oferta de bancos allana un acuerdo de último minuto: falta que firme Griesa para esquivar el default

Al final, en el último minuto del alargue salió una "argentinada" que le permite al país eludir un default hacia el cual parecía dirigirse de manera inexorable.

Y la fórmula del acuerdo fue toda una sorpresa: la llave para escapar del desastre fue aportada por el sector privado, más específicamente por los bancos de la agremiación ADEBA.

Y, más en concreto, por esos mismos banqueros a los que se suele acusar de generar corridas para forzar devaluaciones o para desestabilizar políticamente al Gobierno.

Jorge Brito, el titular del Banco Macro, ha sido el factótum de esta iniciativa.

Lo cierto es que un grupo de entidades privadas argentinas se ofreció a hacer un depósito en garantía, como forma de destrabar el impasse entre el Gobierno y los "fondos buitres".

Con esta medida, se espera que los litigantes flexibilizarán su posición y le pidan al juez Thomas Griesa que reponga la medida cautelar, lo cual, en los hechos, suspende el fallo condenatorio para con la Argentina.

De esta manera, si el magistrado acepta los términos de la negociación, hoy podrá efectivizarse el pago de la cuota a los acreedores que habían ingresado a los canjes de 2005 y 2010 y, sobre la hora, se evitará el default.

La iniciativa fue planteada por Brito en la reunión de Adeba. Consiste en un depósito de u$s250 millones, lo que equivaldría a casi un 20% del monto que el país debe pagarle a los "fondos buitre" que habían obtenido el fallo favorable de Griesa.

Como el depósito no es hecho por el Gobierno argentino sino por privados, de esta manera se podría esquivar la activación de la temida cláusula RUFO -Rights Upon Future Offers-, por la cual no puede ofrecerse a ningún acreedor mejores condiciones que las que se habían convenido en la reestructuración de la deuda.

Participantes de esta reunión consultados por iProfesional dijeron que la propuesta, en un primer momento, no generó un entusiasmo generalizado, pero que Brito argumentó que era la única forma de evitar un default que también podría perjudicar al sistema bancario privado.

"El Macro está dispuesto a poner 100 millones", les dijo a sus colegas para reforzar su compromiso con este plan, que finalmente fue apoyado.

En las próximas horas, se definirán los montos a aportar por cada uno de los "socios".

La iniciativa, claro, sólo es a cambio de que el juez Griesa acceda a dictar el "stay",que le daría tiempo a la Argentina hasta enero de 2015, que es cuando la cláusula RUFO pierde vigencia.

La duda técnica que resta dilucidar es si los acreedores considerarán a los bancos privados como un actor independiente o como un "alter ego" del Gobierno argentino.

En este segundo caso, habría lugar para las interpretaciones que asimilan esto a una oferta oficial hacia los "buitres" y, por lo tanto, no estaría del todo despejado el riesgo de gatillar la RUFO.

En cuanto a la operatoria, lo que trascendió es que lo que se depositaría en Nueva York no serían exactamente dólares sino su equivalente en Bonar 2024, parte de los bonos que el Estado emitió para el pago de la indemnización a la petrolera española Repsol tras la expropiación de YPF.

"Triunfo del ala racional"

Los banqueros argentinos creen que, por el hecho de tratarse de entidades privadas, con un funcionamiento autárquico, deberían despejarse las dudas respecto de que no están manejadas por Cristina Kirchner.

La verdad es que resulta difícil de creer que una propuesta de ese tipo haya sido realizada de manera unilateral e inconsulta por parte de Brito y sus colegas.

De hecho, la posibilidad de que los bancos privados participaran de alguna forma en la resolución del problema -ya fuera comprando la deuda en poder de los "buitres" o asociándose con bancos de inversión del exterior- está vigente desde hace tiempo.

Tanto es así que, luego de la reunión de Adeba, se supo que una delegación de banqueros estaba viajando a Nueva York para concretar un acuerdo que no sólo implicaría esta garantía, sino también la posibilidad de comprar parte de la deuda en default.

De todas formas, los directivos bancarios consultados creen que, al no participar formalmente el Gobierno de esta propuesta de fondo en garantía, se lograría esquivar los riesgos legales.

Opiniones de peso, como la de Aldo Pignanelli, ex titular del Banco Central, se sumaron rápidamente en apoyo de la iniciativa.

"Ha triunfado la postura más racional dentro del Gobierno", sostuvo, dando por sentado que la fórmula es de autoría conjunta entre los funcionarios y banqueros.

Y agregó que, desde Estados Unidos, también se venía reclamando una solución de ese tipo.

"No tengo dudas que con esto se destraba la situación y que el juez puede dictar el stay", expresó Pignanelli.

En Nueva York, mientras tanto, también contribuyó el hecho de que un grupo de acreedores europeos -de los que habían entrado al canje- manifestasen su negativa a activar la RUFO si Griesa reponía el "stay".

Alivio entre los economistasLas primeras reacciones fueron de alivio en el gremio de los economistas, aunque no exento de cierta cautela.

"Esto permite avizorar un panorama más desahogado, sin complicaciones legales y con la posibilidad de que ingresen dólares por el canal financiero", apuntó Nicolás Dujovne.

El analista hacía alusión a lo que en las últimas horas se había convertido en el gran temor si se diera el escenario de default: la activación del efecto de "aceleración" de la deuda reestructurada en los canjes de 2005 y 2010.

Esta posibilidad implicaba que aquellos bonistas que tenían un cronograma de cobro hasta el año 2030 podrían hacer exigible de inmediato toda la deuda. Había economistas que calculaban este riesgo en u$s29.000 millones, una cifra equivalente a todas las reservas del Banco Central.

Por otra parte, había trascendido que, de no llegarse a un acuerdo, hoy mismo y sin esperar los resultados de negociaciones adicionales, la agencia calificadora Standard & Poor's le bajaría la nota a la deuda soberana argentina, a la cual colocaría en la escala de default.

De manera que el alivio fue notorio cuando comenzó a cobrar cuerpo la posibilidad de un entendimiento.

Para Daniel Artana, economista jefe de FIEL, esta situación permitirá revertir la perspectiva de recesión segura que se estaba previendo para 2015. Aunque, de todas formas, destacó la persistencia de inconsistencias macroeconómicas.

Por lo pronto, los mercados de capitales darán hoy la pauta de lo que hay que esperar.

Ya en la jornada de ayer, cuando todavía no estaba claro si se llegaría a una salida negociada, los bonos argentinos tuvieron un fuerte rebote que promedió el 6%, también en consonancia con las acciones bursátiles privadas.

Ahora, la batalla culturalUna vez que se confirme el "stay" y que la angustia del default inminente haya dado lugar a una sensación de alivio generalizado, comenzará otra etapa, la de la faz política de la saga buitres.

En principio, Cristina Kirchner puede anotarse una victoria dado que puede argumentar que la contraparte -los "buitres" y Griesa- aflojaron su rígida postura, mientras ella se mantuvo intransigente en su discurso principista.

La Presidenta también podrá alegar que el juez se dio cuenta de que iba a perjudicar a acreedores a quienes la Argentina les había depositado dinero.

Agregará que tenía razón en el sentido de que el fallo de Griesa era de cumplimiento imposible hasta que la cláusula RUFO perdiera su vigencia, y que cualquier conducta en contrario por parte del Gobierno argentino habría disparado una reacción en cadena de reclamos de pago que amenazaban con "fundir" al país y la pondría a ella personalmente en la posición de sufrir acciones legales.

Y, como afirma Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas: "Sobre todo logrará retener la iniciativa y la capacidad de interpretar en sus términos los conflictos económicos y políticos en curso: en concreto, podrá decir que fue gracias a su posición dura que se evitó tanto el default como el ‘sometimiento externo'".

Sin embargo, no está tan claro que la batalla política resulte fácil de disputar, dada la aparición del "factor Brito" en la fórmula del acuerdo.

Ni bien se conoció la noticia, los economistas y analistas críticos dieron rienda suelta a comentarios irónicos.

"¿Los mismos bancos a los que el Gobierno obligó a desprenderse de dólares son los que nos van a salvar poniendo dólares?", se preguntaba el consultor financiero Sebastián Estevez.

Mientras que el economista Roberto Cachanosky planteaba esta duda con malicia: "Me pregunto si las entidades podrán girar los u$s250 millones de garantía o si el cepo no se los permitirá. ¿Autorizará la AFIP el giro de divisas?".

El siempre corrosivo José Luis Espert se despachó a gusto con este comentario: "¿El sector privado salvando del default al Estado? Argentina sigue por el camino del más rancio y decadente capitalismo corporativo".

Adelantando las dificultades que tendrá el "relato" para acomodarse a esta situación, el analista Fernando Iglesias disparó: "Ser kirchnerista es odiar a los que, queriéndolo o no, te ayudaron: Menem, los noventa, Duhalde, la soja, los bancos".

Pero en todo caso esta será la batalla cultural, algo que, en definitiva, es seguida solamente por la minoría más politizada.

Más tangibles, en cambio, serían las consecuencias en caso de que un default agravara la inflación y la caída del poder adquisitivo.

Como dice Carlos Fara, encuestador y analista de opinión pública: "La gente está muy angustiada por el tema económico y la incertidumbre que esto genera. De manera que por más que el Gobierno maneje con habilidad el discurso sobre los buitres, si lo otro no mejora, al final todo eso se diluye rápidamente".

En definitiva, hoy se conocerá la definición oficial del tema y la versión del Gobierno al respecto. Salvo imprevistos, la situación parece encaminarse hacia la plena reinserción argentina en el mercado internacional de crédito.

Al final, quién diría, fueron "las corporaciones" las que terminaron saliendo en defensa del "modelo nacional y popular".

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