Negociaciones sin empresarios en las discusiones sobre el nuevo modelo de paritarias
“Cada uno de los gremios irá la pujar en cada actividad a lograr el mejor salario posible para recomponer los ingresos manteniendo su valor de compra, sabiendo que nadie puede reclamar salarios que las empresas no puedan pagar", dijo Héctor Daer, Secretario de Prensa de la CGT de Antonio Caló y Diputado por el Frente Renovador de Sergio Maza, después de la reunión de la Comisión Directiva de la entidad del 13 de febrero.
Los empresarios quedaron fuera de la negociación de las primeras bases salariales entre la Presidencia de la Nación y la CGT de Antonio Caló, mientras se testea lo que ocurrirá con la negociación y el conflicto en ciernes de los docentes en la Provincia de Buenos Aires, cuando todavía el Ministerio de Educación de la Nación no fijó los pisos para el 2014.
La primera reunión entre Antonio Caló y representantes de la CGT Balcarce con la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner arrojó las primeras pautas para la negociación de salarios, en un contexto de deseos necesidades y aspiraciones en expectativa que parecían incompatibles.
Por lo pronto se sabe que el Poder Ejecutivo no va a tomar ninguna medida por decreto, y por ende no va a intervenir en forma directa en los aumentos de salarios ni siquiera, en la búsqueda de un aumento a través de una “suma puente”.
Los comentarios de la Presidenta fueron “si los gremios pueden lograr estos puentes que lo acuerden con el sector empresario”. Nada desacertada la iniciativa de Armando Cavalieri desde la Federación de Empleados de Comercio de lanzar hace dos semanas el pedido de un “aumento de suma fija” a las cámaras del sector.
Los puentes, como se recordará tienen por fin intercalar un paliativo frente al impacto que se ha generado por los aumentos de los productos de primera necesidad y los servicios de trasportes operados en diciembre y en lo que va del 2014.
El pedido expreso de Fernández de Kirchner de que se mantenga la periodicidad anual de los acuerdos es una clara medida anti-inflacionaria. En efecto, fraccionar la negociación por plazos breves como uno dos o tres meses fomenta la generación de aumentos superiores y anteriores a la inflación proyectada, mientras que un acuerdo anual impone la predeterminación de un estimado de inflación de mediano plazo.
Ante este requerimiento Antonio Caló pidió que los ajustes fueran en base a paritarias libres sin pisos ni techos, lo que se complementó con otro pedido de la Primera Magistrada de que los aumentos y su fraccionamiento en los doce meses se realizara en función de reclamos prudentes y a la vez responsables para que los acuerdos no se transformen en otro motor inflacionario.
Nuevamente los dirigentes de la CGT oficialista le plantearon a Fernández de Kirchner que en tal caso, se permita una cláusula gatillo que no tendrá contenido económico, sino simplemente la condición resolutoria en el sentido de que si se supera el nivel de aumentos acordado por la evolución de los productos controlados de la góndola, se reabre la paritaria para negociar un plus diferencial para equilibrar los salarios y su poder de compra a la inflación.
El hecho de que existen cinco grupos diferenciados, ha generado cierta dispersión en lo que hace a las alternativas negociales. Es más, solo la CGT de Antonio Caló ha hablado con el Gobierno Nacional, y lo poco que se planteó es objeto de debate dentro del seno de este grupo mayoritario supuestamente oficialista.
La CGT de Hugo Moyano, por ahora en silencio, solo acepta paritarias libres y que cada uno logre lo que está a su alcance. La CTA de Yanski, trotskista de origen y hoy cooptada por el oficialismo aguarda los acontecimientos. La CTA también trotskista de Miceli se aleja o se aproxima a Moyano pero mantiene la postura de "juntos pero no revueltos". Finalmente, la agrupación Celeste y Blanco de Hugo Barrionuevo está más por el conflicto y la confrontación junto a Moyano que a la concertación de la CGT oficialista.
Es por eso que en rigor, todo indica que confrontarán 4 sistemas a saber:
1. El ajuste de corto plazo prepactado: es el caso similar al de SMATA, donde se prevén cambios trimestrales tomando una serie de parámetros de medición combinados, para que se logre la convergencia hacia un resultado prácticamente negociado cada tres meses; es un sistema dinámico que tiene la ventaja de la negociación fluida y por ende reduce el nivel de conflictividad, tiene la desventaja de que los ajustes trimestrales, muy cercanos a la evolución de los precios, generalmente produce al final de cada año un aumento ubicado entre los más generosos.
2. En el otro extremo tenemos los que propician un aumento de plazos muy largos inclusive superiores a los de los doce meses habituales, por ejemplo por un año y medio, que es resistido por la mayoría de los gremios si lo pactado no resulta revisable, tiene la ventaja de que se podría operar a la baja, tiene la desventaja que en un período tan largo, es probable que los ajustes desfasados por debajo de la inflación demanden, -aún cuando se comprometan a todo lo contrario- un ajuste intermedio o final de emergencia.
3. Establecer un sistema de ajustes mensuales, al estilo de lo que ocurría por ejemplo en la etapa de hiperinflación del ex presidente Raúl Alfonsín, que tiene la ventaja de la inmediatez y proximidad de los ajustes, tiene dos graves reservas, una referida al hecho de que estos mecanismos son motores auto-generadores de inflación por sí mismos en la carrera de precios y salarios en un contexto de inflación superior a dos dígitos, y la otra, que se podrían producir desfasajes muy graves entre los distintos convenios conforme al poder de daño y la capacidad de movilización de cada gremio.
4. Concertación a través de los llamados "acuerdos marco" donde las centrales obreras (en lo posible todas), las centrales empresarias (también todas) y el Gobierno Nacional pactan un ajuste bajo ciertos criterios, porcentajes, o alcances, fuera de los cuales resultará inviable el acuerdo paritario. Estos acuerdos pueden fijar valores o pisos mínimos con lo cual aseguran un aumento inexcusable, pueden prever la división del ajuste en tramos o lapsos de aplicación, y pueden fijar techos o topes. Es más podrían establecer "anticipos o adelantos" o "acuerdos puente" también predeterminando los montos, los límites, los topes y las fechas de pago.
Existe un modelo fuera de estos esquemas, que puede ser particularmente riesgoso para cualquier sistema que se elija, que sería el de "los sindicatos indignados" que no estén dispuestos a seguir ninguna regla. Ya existen una serie de sindicatos, comenzando por los de la CGT opositora de Moyano que no les gustaría someterse a ninguna regla, y apuestan al estado de conflicto total como una forma de recobrar luego la paz en un proceso de reconstrucción.
En estos momentos, y el escenario cambia dinámicamente día a día determina las siguientes pautas:
a. los puentes dependerán del poder de negociación de cada sindicato y de las posibilidades económicas de cada sector de la economía que discuta las paritarias;
b. los acuerdos deberían celebrarse por un plano no inferior a doce meses;
c. los aumentos se deberían fraccionar por lo menos en tres tramos;
d. se les pide a los gremios, sobre todo a los más combativos y a la vez a los que tienen mayor poder de daño a la hora de generar conflictos colectivos, que negocien en base a reclamos moderados y prudentes, en orden a las necesidades de una supuesta campaña anti-inflacionaria; e. la posibilidad de que se reabran las paritarias si la inflación supera lo acordado por gremios y entidades empresarias.