Efecto dólar: por temor, los gremios salen a pedir paritarias permanentes

La abrupta devaluación de los últimos días desajustó todas las previsiones sindicales. En momentos en que analizaban el impacto del acuerdo de precios, la suba del dólar oficial sumergió en la incertidumbre a gremialistas oficialistas y opositores por igual.

El jueves se debatían entre dos alternativas: negociar acuerdos de transición hasta marzo, de modo de analizar el panorama económico de ese momento, o bien encarar la ronda de paritarias bajo la premisa de reaperturas trimestrales o cuatrimestrales.

En las versiones mayoritarias de la CGT (que concentran el grueso de trabajadores sindicalizados y sujetos a negociaciones colectivas) hubo ayer coincidencias en cuanto a que la devaluación barrió con cualquier porcentaje de aumento planificado para este año. A tal punto llegó la preocupación que los más cercanos al Gobierno dijeron esperar el anuncio de alguna medida de contención por parte del Ejecutivo entre hoy y la semana que viene. Los opositores, en tanto, dijeron que es momento de máxima cautela y de no apurar definiciones.

Ricardo Pignanelli, jefe del sindicato de mecánicos (SMATA) y uno de los dirigentes más mimados por el Gobierno, planteó al matutino Ámbito Financiero un escenario delicado en términos de inflación y salarios y reivindicó la modalidad de paritarias trimestrales que utiliza su gremio en la industria automotriz. "Si a la suba del dólar se le montan los precios, chau. Es una historia vieja para nosotros. Para los industriales puede haber una mejora en la competitividad, pero si esto genera una remontada en la inflación la pelea salarial va a ser más dura todavía", advirtió a este diario.

Además de integrar la CGT oficialista, Pignanelli preside una confederación de gremios industriales que tiene estrechos vínculos con varias líneas del Ejecutivo. De hecho, el número dos del sindicato, Oscar Romero, fue electo diputado nacional por el Frente para la Victoria. Sin embargo, Pignanelli sugirió fraccionar las paritarias, una alternativa rechazada de plano por el Ministerio de Trabajo: "Es la única forma, porque si esto termina mal, el único que pierde es el laburante".

Su colega en la central obrera y en el núcleo de sindicatos industriales, el textil Jorge Lobais, dijo que "es un problemón" la devaluación del peso de los últimos días, y sostuvo que será necesario "esperar para ver cómo se acomodan las variables". "Es lo que pedían los industriales para exportar y nos lo veíamos venir", agregó. 

En la versión opositora de la CGT el diagnóstico fue similar. El petrolero patagónico Guillermo Pereyra, adjunto de Hugo Moyano, se manifestó partidario de diferir el arranque de las negociaciones salariales hasta contar con un escenario más estable. "Desensillar hasta que aclare, como decía el general (Juan) Perón", sostuvo Pereyra a este diario.

El jefe del gremio petrolero de Neuquén, Río Negro y La Pampa recordó que negoció con las empresas de la actividad el pago de 3.000 pesos mensuales no remunerativos a cuenta de postergar hasta marzo el debate paritario que debía haber comenzado en enero. "En este contexto, ¿qué paritaria vamos a discutir? Hay mucha preocupación de los trabajadores. Así como acordamos una suma puente, todos los sindicatos deberían hacerlo. O dejar abierto para rediscutir cuando haya un desfase", precisó.

Pereyra, senador nacional luego del triunfo en su provincia del Movimiento Popular Neuquino -logró dos bancas en la Cámara alta-, es una de las piezas clave de la CGT de Moyano y, mucho más que el camionero, mantiene diálogo con varios funcionarios. Incluso, como publicó este diario, es el nexo entre el camionero y el Ejecutivo con vistas a una eventual tregua tras dos años de enfrentamientos.

El dirigente comparó la inminente ronda de paritarias con un período complejo: "En marzo de 1991 hubo un rebrote inflacionario muy fuerte y tuvimos que discutir salarios con los empresarios tres veces en el mismo mes". Agregó que el dólar seguirá en alza "hasta que no pare la maquinita de emitir" por parte del Gobierno. 

El panadero Abel Frutos, también de la CGT de Moyano, apuntó al matutino que "es terrible la devaluación" para los asalariados y añadió: "Cuando hablaron de paritarias cada tres meses sonaba alocado, pero ahora parece la única forma de estar encima del salario para verificar que no quede atrasado".

Antes de la fuerte devaluación del peso de esta semana, los anticipos gremiales para el arranque de las paritarias marcaban pedidos de aumento que oscilaban entre el 30 y el 35%, con la única excepción del docente Hugo Yasky, de la CTA oficialista, que había considerado lógico un reclamo del 25%. Pero incluso en esa central, otros dirigentes admitían que las demandas serían superiores y que la declaración del docente tenía más que ver con su posicionamiento favorable al Ejecutivo.

Los funcionarios deberán incorporar ahora la inquietud sindical de las últimas horas a su menú de preocupaciones. Como informó este diario, en el Ministerio de Trabajo tomaron nota de la crecida en las expectativas salariales, pero dijeron confiar en el éxito del acuerdo de precios como mecanismo de contención.

Incluso dejaron abierta la posibilidad de apelar a otros recursos, como habilitar el pago de sumas a cuenta (como en el caso de los petroleros y los bancarios) y hasta adelantar la convocatoria al Consejo del Salario, que por lo general se reúne luego de las paritarias para fijar un nuevo piso de ingresos en línea con el promedio de acuerdos de cada año. 

Pero en la cartera laboral -y en el Ejecutivo en general- el temor mayor pasa por la posibilidad de una generalización de los acuerdos trimestrales como el que resolvió el SMATA con las terminales automotrices.

Los funcionarios creen que esa modalidad termina por alimentar la inflación toda vez que los empresarios aumentan sus precios para cubrir sus costos salariales.