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¿Todos unidos o camino a la escisión?: el verdadero enigma que se develará tras el conteo de votos K

Los resultados de la provincia de Buenos Aires demostrarán si el gobernador bonaerense puede confirmar su aspiración de ser presidenciable en 2015
24/10/2013 - 10:05hs
¿Todos unidos o camino a la escisión?: el verdadero enigma que se develará tras el conteo de votos K

La pregunta más interesante de este momento no está vinculada al resultado electoral del domingo -a esta altura, con el resultado de las PASO, buena parte del suspenso ya se perdió- sino a una cuestión que, para muchos, constituye un tema más trascendental: si el kirchnerismo se mantendrá unido o si el lunes comenzará una inevitable escisión.

Porque, como todos los candidatos y los analistas han dejado en claro, lo que está en juego no es apenas un movimiento de fichas en el Congreso, sino la definición de una "pole position" para las presidenciales de 2015 cuando, por primera vez en 12 años, no estará el apellido Kirchner en ninguna de las fórmulas.

"El lunes empieza la carrera por la sucesión presidencial, y el escenario dependerá de si Massa aparece o no como un ganador nato, o de si en el oficialismo Scioli puede mostrar que -a pesar de todo- se puso la campaña al hombro y el resultado no fue tan catastrófico", observa Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía.

"También servirá para ver si otros aspirantes que todavía no están instalados como presidenciables se pueden anotar en la carrera", agrega.

En el caso de Scioli, lo que los analistas apuntan como factor importante es si logrará mejorar o no la performance del kirchnerismo en la elección primaria. Cualquier resultado que achique la distancia con Massa o la mantenga dentro de márgenes "aceptables" será leído como una victoria política.

Claro que no sería un triunfo ante el intendente de Tigre, sino hacia la interna oficialista. Después de todo, en esta nueva etapa él fue quien se mostró y tomó las decisiones. Como la de enfatizar el problema de la inseguridad, asumiendo así una bandera de la oposición.

Lo cierto es que, con la Presidenta fuera de juego por su obligado reposo, quien asumirá el protagonismo absoluto en las elecciones del domingo será el gobernador bonaerense.

"Si el resultado de Insaurralde es aceptable, entonces Scioli podrá mostrarlo como una victoria personal, porque quedaría en evidencia que al oficialismo le va mejor cuando muestra a sus dirigentes más componedores y esconde a sus elementos más irritantes, como Moreno, los dirigentes de La Cámpora o Hebe de Bonafini", razona Alejandro Corbacho, docente de Ciencias Políticas de la Ucema.

Aunque, claro está, en manos de un analista hábil, las interpretaciones de los resultados electorales siempre pueden acomodarse de tal forma que un ganador parezca un perdedor y viceversa. Ya lo dejó en claro la propia Cristina Kirchner cuando, tras las PASO, destacó el triunfo del Frente para la Victoria.

Y, a juzgar por las opiniones de Artemio López, uno de los analistas más cercanos al Gobierno, hay un sector del oficialismo que no está dispuesto a hacerle las cosas fáciles a Scioli.

Su análisis no admite matices: "El kirchnerismo saldrá ganando, porque va a ser la primera fuerza nacional, mientras la oposición aparece atomizada. Es la octava elección en la que triunfa el frente para la Victoria y con esto Cristina se retira invicta".

En contraste, su visión sobre Scioli es claramente negativa: "Va a tener una derrota importante en la provincia. Él es quien gobierna desde hace dos períodos y no pudo asegurar una victoria. Tiene un problema político muy fuerte con los intendentes que se le van con Massa".

El mensaje es claro: allí donde el kirchnerismo gana -aunque sea con menos porcentaje de votos que hace dos años- es por mérito de Cristina; y en la provincia de Buenos Aires, se pierde por culpa de Scioli.

Para llegar a esa conclusión, López ni siquiera necesita esperar al resultado del domingo: "Scioli no deja una buena base y sus problemas con los intendentes hacen que se haya puesto en duda su legitimidad. Lo que queda a simple vista es que ha perdido su calidad de candidato natural".

¿Kirchnerista u opositor?

Tal vez en esta última reflexión esté sintetizado el debate que se abrirá a partir de ahora en el kirchnerismo.

¿Se habrá perdido en Buenos Aires por culpa de Scioli o por el Gobierno nacional, que lo ahogó financieramente al punto de dejarlo sin recursos para pagar aguinaldos y obligándolo a un impuestazo?

En todo caso, ¿la participación del gobernador atenuó el golpe que habría sufrido el FPV sin su activa presencia en la campaña o, por el contrario, lo agravó?

Y, tal vez lo más importante: aun si se concluyera que Scioli mantiene un alto grado de aprobación y que cuenta con chances de disputar la presidencia en 2015, ¿es el dirigente en quien el kirchnerismo quiere confiar la continuidad del "proyecto"?

Esa será precisamente la batalla interna del oficialismo, que empieza el lunes y cuyo final todavía aparece bastante incierto. Por lo pronto, todo indica que, cualquiera sea la ventaja que saque Massa, Scioli mantiene sus aspiraciones presidenciales.

El gobernador ya blanqueó en 2012 su deseo de postularse, siempre y cuando Cristina no peleara la reelección.

Ese mismo gesto le valió, a partir de allí, todo tipo de hostilidades por parte de quienes consideraron esas declaraciones como un desafío al liderazgo de la Presidenta.

Su determinación a mostrarse como candidato oficialista lo ha llevado a soportar un ahogo financiero y a recibir recriminaciones directas, como cuando Cristina le reprochó en público "mirar para otro lado" en la trágica inundación de La Plata.

Después de atravesar semejante peripecia, no parece que Scioli fuera a renunciar a su aspiración por el hecho de que haya, dentro del kirchnerismo, quienes quieran instalar la idea de que es "el padre de la derrota".

"Es un hombre hábil, astuto, se maneja con mucho realismo. Y si no llegara a tener aceptación como ‘sucesor oficial', no se va a ir a su casa. Los políticos no se retiran nunca", afirma Roberto Starke, consultor en comunicación. 

Para este analista, adoptó una estrategia inteligente al buscar un acercamiento a los gobernadores del peronismo histórico, en una jugada destinada a transmitir tranquilidad sobre la gobernabilidad para los próximos dos años.

"Chapa" de presidenciable

La candidatura de Scioli parece un hecho. Pero lo que todavía no está claro es la reacción del "núcleo duro" del kirchnerismo, ése que se identifica con la épica del "relato" y que muestra el costado menos pragmático y más ideologizado.

La opinión de este grupo respecto del gobernador bonaerense está clara desde hace mucho tiempo: ha sido fustigado en la usina intelectual "Carta Abierta", donde se lo llegó a considerar más como un infiltrado que como un kirchnerista auténtico.

Por estas horas, suena con fuerza la versión de que Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica -y sobre todo uno de los pocos con acceso directo a la Presidenta- utilice su influencia para que Sergio Urribarri deje su cargo de gobernador de Entre Ríos y pase a ocupar la jefatura de Gabinete.

Urribarri ha dado muestras de fidelidad kirchnerista, al punto de defender enfáticamente la implantación de retenciones móviles a la soja en el recordado "conflicto del campo", algo por lo cual debió pagar un costo político no menor en una de las principales provincias sojeras.

Hoy, con un liderazgo consolidado, el entrerriano no sólo es uno de los casos excepcionales en los que el kirchnerismo triunfa con buen margen sino que además muestra ambición para tomar la posta oficialista.

Otros gobernadores con credenciales de lealtad K, como el salteño Juan Manuel Urtubey y el chaqueño Jorge Capitanich, también están en la "short list".

El ajedrez de Cristina

Lo que genera consenso es que, si efectivamente se produjera una escisión, entonces el kirchnerismo se estaría resignando a no formar parte del gobierno que surja en 2015.

En ese caso, estaría cediendo el poder a cambio de no "diluir" su identidad en un movimiento demasiado moderado para el paladar K.

¿Qué es lo que determinará si habrá o no una escisión? Para muchos analistas, no hay dudas al respecto: todo dependerá de la actitud que asuma Cristina.

"Va a haber una gran controversia interna, porque muchos resisten a Scioli, pero en definitiva la decisión será solamente de ella", afirma Starke.

Lo cierto es que toda la atención estará puesta en los eventuales cambios que se produzcan en el gabinete. En esos enroques se encontrarán las claves respecto de cómo serán los próximos dos años y de cómo se resolverá la interna del kirchnerismo.

"Es seguro que va a haber tensiones internas en el Gobierno, pero la pregunta es si eso va a llevar a una ruptura. Si Urribarri ocupara un cargo importante, no hay que olvidarse que él, como gobernador, también es un pragmático, y que muchas veces los que aparecen como liderando una facción son los que finalmente tratan de moderarla", afirma Berensztein.

Su hipótesis es que, si Urribarri fuera promovido, esto no debería interpretarse obligadamente como una radicalización del kirchnerismo y un rechazo a la "moderación" que encarna Scioli.

"Tal vez ocurra lo contrario, y ese nombramiento sea sólo una forma de satisfacer a los sectores radicalizados, que hoy están preocupados porque sienten que están perdiendo influencia ante el giro moderado que está mostrando el Gobierno en la economía", agrega el director de Poliarquía.

No todos opinan igual. Sobre todo aquellos que están atentos a las declaraciones de la Presidenta en las cuales insinúa que preferiría dar un paso al costado antes que tener que adoptar medidas "de ajuste".

"La tentación de este Gobierno a incendiar Roma es muy grande, porque es víctima de sus propias palabras", sostiene Corbacho, de la Ucema.

Y agrega que tanto el clima de la transición como el apoyo a las candidaturas dependerán de cómo se imagine Cristina luego de 2015: "Creo que a ella no le atrae la idea de facilitarle el triunfo a un peronista, sea Scioli o Massa, porque eso le dificultaría la continuidad del liderazgo. En el fondo, le conviene que gane Macri".

Lo cierto es que recién el lunes empezará a develarse si el Gobierno confirmará su moderación económica y si apoyará una candidatura de Scioli o si se encamina a una división.

Aunque no hay que descartar que, como dice Jorge Asís, todo termine en la renovación aparente que no cambie lo esencial: "El peronismo es vencido, otra vez, por un desprendimiento exitosamente peronista. El que gana y -en simultáneo- pierde. Es la inmersión de una cultura. No se trata de una mera cuestión política".

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