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Cupo a tarjetas, más recargo o dólar caro para viajes: alternativas para frenar "fuga" al turismo

Se barajan tres opciones, cada una con sus riesgos. Lo cierto es que tras los comicios no habrá caja para "bancar" la salida de divisas
03/10/2013 - 06:48hs
Cupo a tarjetas, más recargo o dólar caro para viajes: alternativas para frenar "fuga" al turismo

Descontando un resultado poco alentador en las elecciones de las próximas semanas, el Gobierno se encuentra trabajando contrarreloj en lo que será el escenario post octubre.

Uno de los principales frentes de conflicto que tiene por delante el Ejecutivo es resolver el irrefrenable proceso de deterioro en el que se encuentran las reservas del BCRA, las cuales este año podrían perforar el piso de los u$s30.000 millones, según pronósticos como el trazado por el ex titular de la entidad, Martín Redrado.

Y frenar la sangría de dólares con la mayor velocidad posible, claramente requerirá de medidas impopulares, dado que los principales focos de "fuga" -además del déficit energético-, están vinculados con los millones de argentinos que están sacando rédito del atraso cambiario, ya sea viajando al exterior o comprando vehículos importados.

Y, el rubro turístico, según el economista Miguel Kiguel, es "el primer candidato" en la lista que pasará a sufrir nuevas restricciones que buscarán ponerle freno a un rojo que, se estima, este año podría "arrebatarle" al Banco Central la friolera de u$s7.700 millones.

Lo que se está debatiendo dentro del círculo duro de funcionarios que tienen voz ante la Presidenta es qué tipo de medida se aplicará finalmente para cortar la multimillonaria "fiesta" de argentinos en el exterior.

Por estas horas, hay dos posturas antagónicas: una la lidera el viceministro Axel Kicillof, quien vio en esta "grieta" que abrió el turismo la oportunidad para reflotar su plan de avanzar hacia un desdoblamiento cambiario formal, con una cotización especial para esta actividad, la cual se movería en un valor cercano al del blue. 

Como contrapartida, también se está estudiando fijar un cupo a la compras con tarjetas en moneda extranjera. Es decir, tanto para las operaciones realizadas fuera del país como aquellas efectuadas vía comercio electrónico, un sistema similar al que está vigente en Venezuela.

Paralelamente, hay funcionarios que insisten con incrementar el recargo a las compras con plástico, tasa que actualmente está en un 20%. Sus impulsores afirman que es una medida de rápida aplicación y que no requiere de una nueva "ingeniería financiera".

Sin embargo, Ricardo Echegaray, titular de la AFIP, días atrás intentó "desmarcarse" y ratificó públicamente que su organismo no tiene en estudio implementar ninguna medida que limite los gastos de argentinos en el exterior.

Así, intentó dejar la pelota en el campo de juego de otras áreas de Gobierno, como el Banco Central o el Ministerio de Economía.

Claro que la decisión del Ejecutivo de extender el plan de blanqueo -tras la presión de Guillermo Moreno-, dejó a las claras que hoy por hoy, el titular de la AFIP, que había aconsejado públicamente no estirarlo más, tiene menos influencia en las decisiones presidenciales.

Para el Gobierno, cada día que pasa es vital, dado que cada 24 horas los argentinos estarán llevándose un promedio de u$s27 millones en concepto de turismo, considerando las estimaciones para todo 2013.

Esto avala la tesis que plantea que la medida oficial se haría efectiva durante la primera quincena de noviembre, justo en la fecha en que una gran proporción de personas cierra la contratación de servicios de cara a la temporada veraniega.

Las alternativas, bajo la lupa

Entre estas tres alternativas que se barajan (cupos, desdoblamiento o suba del recargo), los analistas advierten que algunas conllevarán más riesgos que otras.

La idea de limitar los gastos de argentinos en el exterior a través de cupos está "cotizando" fuerte en las reuniones entre técnicos y funcionarios.

Se sabe que Moreno es uno de los férreos defensores del "cepo" al dólar, de modo que hay quienes le atribuyen la idea de extender las restricciones a las operaciones con tarjetas.

Esta propuesta no entusiasmaría tanto a Kicillof que, como se señaló anteriormente, está pujando por su plan de desdoblar el tipo de cambio.

Los cupos funcionarían como un tope al nivel de gastos en moneda extranjera que tendrá permitido realizar cada argentino mediante la utilización de tarjetas de crédito, a lo largo de cada año. 

Así, mientras una persona tenga "cupo" disponible, podrá "tarjetear" al tipo de cambio oficial (más el 20% de recargo decretado por la AFIP). Una vez excedido dicho límite, no tendrá más opción que cubrir los gastos en el exterior con dólares del colchón o adquiridos en el circuito informal.

La idea que está bajo estudio es la de imponer un sistema similar al que rige en Venezuela, país en el que cada turista que cruza la frontera dispone de un límite promedio de u$s2.500 por año.

Según pudo saber este medio, la propuesta que evalúa por estos momentos el Gobierno contemplaría un límite mayor que el que permite hoy el país caribeño, a lo que se suma que los tickets aéreos no serían considerados dentro del cupo. De modo que los límites sólo regirán para las operaciones vía plásticos. 

Según Fernando Baer, director de la consultora Bconomics, una medida de esta naturaleza "debería ser instrumentada por el Banco Central, como ya lo viene haciendo con las distintas regulaciones para la extracción de divisas a través de cajeros en el exterior".

En este campo también podría tallar la AFIP, dado que dentro del cupo también estaría incluido el monto que entregue esta entidad al tipo de cambio oficial. Claro que el total que finalmente sea otorgado "cash" se descontaráautomáticamente del cupo anual permitido del particular.

Sin embargo, expertos alertan que esta medida podría terminar generando más problemas que beneficios, principalmente por su impacto en la cotización del blue.

En este sentido, Baer sostuvo que "la implementación de cupos sería la peor de las tres opciones que se están barajando".

Agustín Etchebarne, director general de Fundación Libertad y Progreso, coincidió con que "la fijación de cupos sería la medida con los mayores efectos negativos de todas".

"La tarjeta es el instrumento más utilizado por los argentinos que viajan al exterior. Con lo cual, si se intentara limitar su uso, toda la presión se iría al paralelo, lo que generaría una mayor brecha y afectaría más al nivel de actividad", alertó Gabriel Caamaño Gómez, economista del Estudio Ledesma.

Baer coincidió en que "de todas las alternativas bajo estudio, el cupo fogonearía con mayor virulencia la suba del blue. En tanto y en cuanto los argentinos puedan seguir accediendo a pasajes en cuotas fijas y en pesos al tipo de cambio oficial, habrá un porcentaje importante que seguirá viendo posible viajar al exterior". 

De todas formas es de esperar que haya una mayor presión del Gobierno hacia los bancos para moderar la actual "cuotificación" de pasajes. 

Caamaño Gómez, en tanto, agregó un dato no menor: "Limitar los gastos sería una medida que a nivel legal le costará mucho defender a la administración K".

De este modo, para el experto, una decisión de esta naturaleza podría terminar gatillando acciones judiciales por parte de los argentinos que se vean perjudicados.

En diálogo con iProfesional, el abogado constitucionalista Félix Loñ, alertó al respecto que "una decisión que limite las libertades individuales, como esta que se rumorea, iría en contra de la Constitución".

"Tendría que promulgarse una ley, la cual además debería justificar por qué el Gobierno decide avanzar con una medida de esta índole. Caso contrario, se abriría un terreno fértil para los reclamos legales", acotó.

Paralelamente, los expertos, suman un detalle no menor: tomar decisiones drásticas requiere de una gran "espalda" y de un fuerte apoyo político, tal como sucedió luego de los comicios del 2011, cuando el Ejecutivo, apalancado en el 54% de los votos, aplicó el cepo al dólar.

En cambio, ahora que los sondeos resultan adversos para la administración K, aplicar cupos -con el consecuente impacto en un universo de 5 millones de argentinos-, implicaría un gran desafío para un Gobierno que arrancaría noviembre con síntomas de desgaste.

La propuesta de KicillofComo se explicó anteriormente, Kicillof es el funcionario más entusiasta con la idea de desdoblar el tipo de cambio y fijar una cotización especial para la actividad turística, una propuesta por la cual ya se enfrentó en reiteradas oportunidades con Moreno.

La idea del viceministro no queda allí, ya que también busca establecer un dólar para el sector exportador, uno para las importaciones y otro para el sistema financiero.

De prosperar, los argentinos podrían acceder libremente a la compra de divisas estadounidenses, pero a un valor sustancialmente mayor que el actual, posiblemente ubicado en niveles cercanos al blue.

Una medida de este tipo, según Baer, "deberá ser instrumentada por el Banco Central". Este no es un dato menor, dado que la titular de la entidad, Mercedes Marcó del Pont -enfrentada con Kicillof-, recientemente criticó públicamente cualquier avance en esa dirección.

A la hora de analizar los eventuales "efectos colaterales", Caamaño Gómez puso el foco en las reservas

"El Central quedará obligado a intervenir en todos los frentes en los que se haya desdoblado el mercado y, llegado el caso, tendrá que hacerlo con reservas. Esto es todo un riesgo", acotó el experto.

Otro problema para el Gobierno, según Juan Pablo Ronderos, analista de Abeceb, está en establecer un valor que le sea funcional y que no haya que estar "retocándolo" constantemente.

En una línea similar, el economista del Estudio Ledesma hizo hincapié en otro punto: en esquemas de esta índole, todos los tipos de cambio diferenciales terminan confluyendo en el valor más elevado, lo que se traduce en una suerte de "inercia devaluatoria" que no es fácil de controlar. 

Así las cosas, para los expertos, la medida que menos ruido generaría en el mercado sería la de un incremento del recargo a la compra de paquetes y gastos con tarjeta en moneda extranjera, que actualmente es del 20%.

Sin embargo, los analistas son claros en que esto podría mitigar momentáneamente la salida de dólares en concepto de turismo internacional, pero que no la frenaría.

Y esto está vinculado con una limitante: la retención no podrá superar la tasa que se cobra en concepto de impuesto a las Ganancias. De modo que el recargo no podría ser mayor al 35%. Caso contrario, dicen los letrados, sería inconstitucional.

Para el economista del Estudio Ledesma, "una tasa en ese nivel no será suficiente para desalentar la salida de argentinos, considerando que actualmente la brecha supera el 60% y que, ante cualquier eventual medida, podría ser mayor aun. Pero es lo que hoy por hoy tiene más a mano".

A esto se suma la advertencia que hiciera el propio Echegaray, quien alertó que un mayor recargo podría derivar en "represalias" de países de donde provienen turistas que viajan a la Argentina, lo que podría afectar el ingreso de dólares por esa vía. 

Parches a la espera de medidas de fondo

Para los expertos consultados por iProfesional, cualquiera de estas tres medidas sólo funcionará como un eventual "parche" que le permitirá ganar algo de tiempo a un Gobierno que necesita controlar la sangría de reservas del BCRA. 

La clave para encontrar una solución sólida y de largo plazo está en avanzar en un plan más de fondo.

Y un aspecto central de esta estrategia, según Caamño Gómez, debería ser achicar la brecha entre el dólar blue y el oficial. En tanto y en cuanto la diferencia se agrande, para los argentinos continuará resultando tentador viajar al exterior.

Claro que para achicar el gap y bajar la "fiebre" por hacer turismo fuera del país, es necesario actuar en dos frentes: por un lado es vital detener la caída de reservas y lograr su posterior recomposición. Sin embargo, los pronósticos privados hablan de un panorama más negro para 2014.

La otra variable es ponerle un freno a la "maquinita" de emitir pesos, pero esto implicaría achicar el gasto público, que a su vez implicaría menos obras, mejoras salariales más pobres para los empleados estatales y una revisión del faraónico esquema de subsidios.

Por lo pronto, el Gobierno es consciente de que si quiere una solución integral al problema de la salida de dólares, deberá avanzar en medidas de fondo, muchas de las cuales van a contramano de lo que durante una década pregonó el modelo. 

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