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Italia estrena un sistema informático para luchar contra el fraude fiscal

El Gobierno del primer ministro Enrico Letta tiene desde este martes una nueva arma: el rentómetro o gastómetro                
21/08/2013 - 11:04hs
Italia estrena un sistema informático para luchar contra el fraude fiscal

El Gobierno del primer ministro Enrico Letta tiene desde este martes una nueva arma contra el fraude fiscal en Italia: el rentómetro o gastómetro. Un sistema informático que cruza datos de los gastos que un contribuyente hace cada año, deduce cuál debería ser su renta y la compara con su renta declarada al fisco.

“Si hay una diferencia inferior al 20% entre gastos e ingresos declarados no hay ningún problema. Si resulta ser superior, significa que estamos ante un posible defraudador”, dice Mazzei.

“El contribuyente es citado y puede justificar la diferencia si puede demostrar que se compró un yate porque ganó a la lotería o porque su abuela le prestó dinero. Pero si no puede, se le aplicarán nuevos controles”, añade.

El procedimiento se basa en un principio de una lógica irreprensible. “Si gasto 100 no puedo ganar menos de 80”, sintetiza Gianluca Campana, coronel de la Guardia de Finanzas, una especie de policía fiscal en Italia. “El gastómetro controla el tren de vida que lleva cada persona y averigua si coincide con lo que dice ingresar o poseer”, ironiza.

Antes de finales de año los ordenadores de Hacienda procesarán las declaraciones de unas 35.000 personas, controlando sus gastos a partir del ejercicio fiscal 2009. No son muchas, considerado que en Italia viven más de 60 millones de personas.

“Cruzamos más de cien elementos para trazar una suma lo más detallada posible de compras y gastos. No miramos solo los consumos de lujo, sino también los cotidianos”, explica un portavoz de Hacienda.

Consultando los registros tributarios es posible saber cuánto paga un contribuyente por el seguro de su coche, por las facturas de luz de su hogar, si ha ingresado dinero en el extranjero o si lo ha recibido, si ha comprado o vendido una moto, un barco u otros vehículos.

“Controlamos los hobbies, los gastos para el gimnasio, los viajes o si se paga una hipoteca. Verificamos todas las compras por encima de los 3.600 euros, pero las más bajas también dejan rastro, ya que en Italia no se puede pagar más de 1.000 euros en efectivo”, puntualizan en la agencia tributaria a El País de España.

Al dinero efectivamente gastado, se le agrega una suma en función de los gastos de la vida cotidiana, desde la comida al combustible. Estos valores que se calculan según la edad, el tipo de empleo y la composición de la familia.

El rentómetro o gastómetro es como un Gran Hermano que se mete en el bolsillo de los italianos. Por eso suscitó muchas polémicas al ser considerado un método invasivo porque no respeta la privacidad de los ciudadanos y establece la presunción de culpabilidad frente a Hacienda.

Por otro lado, algunos comerciantes, sobre todo los que venden bienes de lujo como arte o joyas, expresaron su temor a que estos controles acaben por desmotivar a los posibles compradores. “Si todo está en regla y es legal, no hay nada de qué preocuparse. Solo controlamos las discrepancias garrafales entre el nivel de compras y las declaraciones de ingresos. Los pequeños ahorradores no tienen nada que temer”, tranquiliza Mazzei.

El economista Francesco Daveri, catedrático en la Universidad de Parma, coincide con el diagnóstico: “Es injustificado el clima de terror que se quiere sembrar en las relaciones entre el italiano que cumple con su deber y el Estado. Los que serán controlados serán los casos de evidente diferencia entre ingresos y gastos. Este proyecto lo comparto y me parece útil”, declaró a la cadena de noticias SkyTg24.

El gastómetro, sin embargo, nada puede contra los evasores más difíciles de cazar, los que nunca en su vida presentaron una declaración fiscal. Son verdaderos fantasmas para Hacienda, que sin embargo “disfrutan de los servicios públicos que no contribuyeron a pagar”, advierte el coronel Campana. “El año pasado detectamos a 8.617 grandes evasores que disponían de un patrimonio total de 34.000 millones de euros que estaba escondido por completo”, concluye el oficial de la Guardia de Finanzas.

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