Advierten que 2013 finalizará con un fuerte déficit fiscal por el incremento del gasto
El Gobierno volverá a incumplir este año su propia proyección de las cuentas públicas, al presentar tanto déficit fiscal y primario como financiero.
Pero esto no generaría una mayor inflación, a raíz de la política monetaria más ortodoxa llevada a cabo por el Ministerio de Economía y el Banco Central y de un crecimiento más suave en el consumo privado que en 2012.
Aunque el presupuesto nacional -votado por el Congreso- incluyó un superávit primario de 2,3% del PBI y un resultado neutro (0%) a nivel financiero, con ahorros de $50.000 millones y $587 millones, respectivamente, los economistas afirmaron que estas previsiones no se cumplirán.
Así lo indicaron los analistas Nadin Argañaraz (Iaraf), Nicolás Bridger (Prefinex), Mariano Kestelboim (Sociedad Internacional para el Desarrollo) y Maximiliano Castillo (ACM), al diario La Nación.
Cercano al oficialismo, Kestelboim dijo que "pareciera ser que habrá diferencias entre lo presupuestado por el ministro Hernán Lorenzino y lo verificado; y, por lo registrado hasta el primer trimestre, este año se confirmaría esa tendencia". En cambio, los otros tres analistas calcularon un importante rojo en los dos niveles. "Es imposible que se cumpla la pauta de superávit", dijo Castillo.
Argañaraz afirmó que, al igual que en 2012, habrá una fuerte diferencia entre la letra del presupuesto y la realidad: "Este año, que además tiene como aditivo ser electoral, se está proyectando un resultado primario deficitario por casi $20.000 millones y, a nivel financiero, la pérdida rondaría los 66.834 millones de pesos".
Más moderado, Bridger hizo referencia a un déficit primario de $3.000 millones (que se estiraría a $8.326 millones si no se contabilizaran las transferencias del Banco Central y la Anses) y uno financiero de $40.000 millones.
Sobre la base de la información fiscal del Ministerio de Economía, Argañaraz indicó al diario La Nación que en los primeros meses de 2013 hay una ligera brecha negativa (con un 30% de aumento de la recaudación frente al 33% de suba del gasto), por lo que Castillo sostuvo que "si bien se aceleró el crecimiento de la recaudación tributaria, la ejecución del gasto primario no exhibió ningún indicio de moderación, lo que justifica prever un deterioro adicional del resultado primario". En este contexto, Bridger observó que "hay una dependencia creciente de las transferencias (del Central y de la ANSES) para maquillar el resultado primario".
Pese a este inquietante panorama, Kestelboim consideró que esta suba del gasto "tiene una función contracíclica fundamental y es central por su efecto dinamizador de la actividad general", aunque aclaró que "siempre es aconsejable que esa inversión se enfoque en la mejora de la competitividad, a través del desarrollo de la infraestructura para la producción".
En cambio, Bridger advirtió al citado matutino que "si para hacer política fiscal anticíclica se sigue apelando al uso de reservas y a la emisión monetaria para financiarla, no está claro que los beneficios superen a los costos, reflejados en una menor inversión".
Sin embargo, los cuatro economistas expresaron que, como lo exhiben los datos de inflación de las provincias y las consultoras (que a nivel interanual bajaron de 26 a 24% desde enero), el aumento del gasto primario no se ha reflejado en una mayor presión inflacionaria este año.
Argañaraz explicó que, con este resultado, "es vital que el Banco Central esté moderando la tasa de crecimiento de la base monetaria, bajándola al 35 por ciento interanual, como vía para moderar la presión sobre los precios".
Inflación más baja
A esta "política monetaria más ortodoxa", como la definió Bridger, se suma la suavización en el crecimiento del consumo privado con relación a 2012.
Kestelboim, por su parte, opinó que la desaceleración de la inflación se basó en "la política de congelamiento de precios y de acuerdos con empresas", aunque también mencionó "el menor dinamismo del consumo interno".
Categórico, Castillo, de ACM, también aseguró a La Nación que el aumento de los precios "parece haberse moderado relativamente en los últimos meses, pero en ningún caso debe ser atribuido a una política fiscal más austera, sino más bien al efecto de corto plazo de los acuerdos de precios y al estancamiento de la actividad".