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Octubre ya llegó: el Gobierno evalúa más medidas para tapar las "grietas" del cepo al dólar

La inflación sigue alta y el plan congelamiento trae más dudas que certezas. El blue está lejos de ser domado a "telefonazos" de Moreno
08/04/2013 - 10:04hs
Octubre ya llegó: el Gobierno evalúa más medidas para tapar las "grietas" del cepo al dólar

La tragedia de las inundaciones vividas en Capital y en La Plata hicieron que los problemas de la economía salieran momentáneamente de las primeras planas. Y hasta se llegó a percibir cierto clima de tregua en la conflictividad sindical.

Pero, claro está, cuando las aguas bajen, será triste comprobar que, al drama humano de estos últimos días, se agregará el de una situación económica que sigue mostrando problemas urgentes.

Hay un único punto que genera consenso en el seno del Gobierno y en esta sociedad en permanente debate: algo hay que hacer

Tanto los que abogan por un cambio de modelo económico, hacia uno más o menos "ortodoxo" que ponga su foco en la inflación, como aquellos que piden profundizar el camino actual con mayores controlestodos piden una ruptura de la actual inercia.

El cóctel que lleva a esta necesidad de golpe de timón es contundente: un dólar blue ya completamente fuera del control oficial, un plan casero para combatir la suba de precios que genera más dudas que certezas, reservas del Banco Central que siguen cayendo -aun a pesar de las restricciones para la compra de divisas- y una caja fiscal que evidencia grandes dificultades para cubrir todas las obligaciones.

Y, como ruido de fondo de esta situación, sindicatos crecientemente agresivos -ante la caída del salario real-, empresarios descontentos -porque ya no pueden disimular su pérdida de competitividad- y productores sojeros que anuncian su hartazgo por ser los sostenes del "modelo", sobre la base de recibir apenas 39 centavos por cada dólar que venden al Banco Central.

La previa a la Semana Santa estuvo plagada de rumores en el mercado financiero, probablemente por la memoria histórica de otros planes económicos anunciados en coincidencia con los feriados.

Sin embargo, ni la aplicación de un esquema con tipos de cambio desdoblados oficialmente, ni menos aun una devaluación brusca, ni mucho menos el cambio de signo monetario, ocurrieron.

En cambio, lo que vendrá apunta a lo que algunos mencionan como parte de una estrategia destinada a ganar tiempo hasta octubre. Es decir, evitar que se produzcan situaciones críticas.

En ese contexto, aparecen cuatro frentes a combatir:

  • Desarmar la carrera alcista del dólar blue, de manera de evitar que siga desalentando inversiones y que la suba contagie al resto de los precios.
  • Instalar la "sensación" de estabilidad y dominio de la inflación, de manera de descomprimir la tensión sindical en las paritarias y el mal humor en la sociedad.
  • Mejorar la "cosmética" fiscal, que luce deteriorada. Por cierto, los economistas ya proyectan un rojo del 3% y una necesidad de asistencia de al menos $120.000 millones al Tesoro por parte del Banco Central.
  • Recomponer la "caja" de dólares, que sigue sufriendo hemorragias a pesar de los controles. Si bien cuenta con el "monopolio" en el manejo de divisas, en lo que va del año el BCRA ya perdió u$s2.300 millones y las reservas tocaron el punto más bajo desde que Cristina asumiera por primera vez.

"En el medio de una lluvia torrencial (de dólares), los únicos que nos morimos de sed somos nosotros", se queja el influyente economista Miguel Angel Broda. Él es uno de los que argumenta que la situación actual no es producto de que "el mundo se nos cayó encima" sino, más bien, que tiene componentes de "crisis autoinflingida".

Lo cierto es que, más allá de las opiniones sobre la efectividad futura de las medidas, hay varios analistas que perciben un cambio de actitud en las filas gubernamentales.

"El Gobierno, en los últimos 30 días, ha venido asumiendo la gravedad de la crisis y tomó el manual para ir corrigiendo errores", apunta Salvador Di Stefano, consultor de fuerte prédica entre los productores agropecuarios.

Entre las señales que destaca como parte de esa nueva actitud figura la moratoria impositiva, a la que califica como una aceptación tácita de que ya "no se puede financiar el gasto con los actuales ingresos fiscales".

De todas maneras, los expertos ponen en duda que sólo con esa medida se pueda llegar a cerrar la brecha que sufre la caja, en la cual los ingresos crecen a una tasa de 26% y los gastos lo hacen al 30 por ciento.

Esto es lo que llevó a versiones de iniciativas oficiales adicionales a la moratoria de 10 años que anunciara el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.

Otro cambio que ya empieza a percibirse en los últimos días es la suba de tasas de interés, que durante mucho tiempo había sido resistida por el Banco Central, que temía por sus consecuencias recesivas.

Si bien esa alza todavía es incipiente, todo indica que el Gobierno está convencido de que no alcanza con meter miedo entre los cambistas de la city, sino que necesita hacer más atractivo el menú de inversiones para evitar que el dinero de los ahorristas vaya al mercado del dólar paralelo.

En cuanto a la posibilidad de incentivar la actividad económica (y, de esa forma, recuperar una forma genuina de recaudación), la apuesta reside en que, una vez que la mayoría de los asalariados haya percibido el aumento en sus haberes, la respuesta de las empresas a esa mayor demanda sea la de una mayor producción.

Para ello fue que Cristina Kirchner aceptó la propuesta de Guillermo Moreno para poner operativa la "SuperCard".

Claro que no todos opinan que esta medida vaya a ser efectiva. Y varios analistas la ven como un intento de "subsidios cruzados entre privados" para ayudar a sostener el consumo.

"Con esta iniciativa, la propia cartera de Comercio Interior reconoce que el supuesto congelamiento de precios no era sostenible por más de uno o dos meses. Y, peor aun, que el mismo no estaba teniendo los resultados esperados", destaca un informe de la Consultora Ledesma.

Y no oculta su escepticismo sobre las nuevas medidas oficiales distorsivas por venir: "Es muy probable que, hacia finales de mayo próximo, la administración K deba nuevamente recurrir a su galera de medidas contraproducentes para encontrar los fondos y mecanismos necesarios para extender por algunos meses más el congelamiento de precios". Sellando las filtraciones verdes

Pero, mientras tanto, está claro que la preocupación más urgente del Gobierno está en la "caja verde", de la cual, en definitiva, depende la capacidad de reactivación de la economía.

Y aunque la cosecha de soja ayudará con ocho millones de toneladas más que el año pasado, eso no termina de despejar la inquietud.

Es que, ante la situación de atraso cambiario y, sobre todo, ante la brecha entre el blue y el dólar oficial -ya en el orden del 70%- no hay forma de evitar las "filtraciones" de divisas por grietas que el Gobierno no había previsto al momento de establecer el cepo cambiario.

"Cuando la brecha se amplía, la oferta de dólares financieros se estrangula hasta extinguirse. En las actuales circunstancias, nadie que no sea un exportador -forzado a liquidar- puede estar interesado en vender dólares a $5", sostiene el economista Federico Muñoz.

Y los hechos parecen darle la razón. Por lo pronto, uno de los motivos que llevaron a la suspensión del megaproyecto minero de la empresa brasileña Vale en Mendoza es, justamente, la negativa del Gobierno a mejorar la cotización de las divisas para estos inversores.

Se teme que lo ocurrido con esta empresa sea un "caso testigo", habida cuenta de que dejó al descubierto la reticencia de muchas compañías a invertir en el país.

En definitiva, traer dólares a $5 a la Argentina, para luego tener que pagar costos al valor blue de $8, salarios que suben al 25% y si algo de ganancia queda, encima no poder girarlas al exterior, no es precisamente algo que resulte muy atractivo ni fácil de explicar en casas matrices.Por el lado de los sojeros, el panorama no pinta mucho mejor. Y, en una situación grave por su potencial de conflictividad social, los productores están manifestando su fuerte enojo por el deterioro de sus ingresos, medidos en términos de dólar blue.

Se sienten los "patitos de la boda", ya que ven que el "dólar soja" de $3,30 (valor oficial descontadas las retenciones) es la cotización más baja de la amplia gama de colores que presenta hoy la divisa estadounidense.

Tanto que muchos hablan de una nueva "guerra del campo", dado que mientras las agremiaciones alegan estar en un límite de su capacidad contributiva, el Gobierno planea nuevas medidas para forzar a una rápida venta del stock de granos.

Las versiones dan cuenta de una reforma que estatice la operatoria del comercio exterior agrícola o de una fuerte avanzada sobre los silobolsas, ley antiterrorista en mano, que le permite al Ejecutivo actuar en casos de especulación económica que ponga en riesgo el bienestar de la sociedad.

Lo que esta tensión refleja, en todo caso, es que el Gobierno se ha hecho más "sojadependiente" que nunca, habiéndose convertido el yuyito en una suerte de "droga" de la que no puede prescindir. Y menos ante la virtual desaparición de otras fuentes de ingresos verdes.

En el plano financiero, el cepo cambiario, así como redujo la salida también "estranguló" la entrada de dólares, esos que siguen llegando a los países vecinos y en abundante cantidad.

En este contexto -en el que hay más preocupación porque no se vayan divisas, que por alentarlas a que entren- surgen propuestas tendientes a hacer todavía más difícil la salida por parte de particulares y empresas. Una suerte de ataque frontal a la "fuga financiera".

En ese sentido, aparece como altamente probable una nueva restricción a la triangulación de bonos (se compran en Argentina, en pesos, y se revenden en Estados Unidos, en dólares), conocida en la jerga como "contado con liqui".

De hecho, una medida de efecto similar ya se tomó, al limitarse la posibilidad de invertir en Cedears, títulos de empresas extranjeras que operan en la bolsa local y que también pueden (o podían) revenderse en el exterior en dólares.

No es, empero, una medida fácil de tomar. Es que el Gobierno es consciente de que el "conta con liqui" es la última vía legal para remitir dólares fuera del país para las empresas extranjeras, dado que ha restringido las formas clásicas de envío de divisas.

El temor, en este caso, es si la represión a esta operatoria podría terminar por cerrar el grifo del ingreso de billetes verdes por parte de los inversores externos.Otra iniciativa que el mercado da como altamente probable es el ataque a otro tipo de grieta que trajo el cepo y el desdoblamiento cambiario: la llamada "fuga al lujo".

Esto es, la aplicación de un recargo a la compra de autos importados de alta gama. En el último año, estos vehículos apenas ajustaron sus precios un 25%, mientras que los nacionales lo hicieron al 50%.

En definitiva, al estar atados al valor oficial (buena parte de estos vehículos se importan) representan una hendija para acceder a un dólar subsidiado por el BCRA (ver nota: ¿Llega el dólar concesionaria? evalúan aplicar un recargo a la compra de autos de alta gama).

Además de la "fuga financiera" y de la "fuga al lujo", el Gobierno busca profundizar su ataque para reducir una tercera grieta: la "fuga al turismo".

Es que esta última le implicó al Banco Central la pérdida de u$s7.300 millones, y es por eso que se esperan mayores restricciones.

Entre las medidas probables figura que el 20% de recargo que se aplica a la adquisición de pasajes aéreos también se extienda a la compra de divisas para gastar en el viaje. Y los ejecutivos de las agencias no descartan que se avance (de manera no escrita) en la cuotificación de paquetes, del que ya diera cuenta iProfesional.com (ver nota: tras el debut del dólar turista, ahora se teme por la cuotificación de paquetes).¿Más de lo mismo?

Queda como gran incógnita saber qué tan lejos estará dispuesta a llegar la Presidenta en su "batalla cultural" por la pesificación de la economía. 

Ante la evidencia de que el dólar blue no baja, se acrecentaron las versiones sobre que finalmente se aceptaría la iniciativa de Axel Kicillof para oficializar un esquema de tipo de cambio desdoblado.

Parece improbable. Primero porque la propia Cristina había dicho que nunca adoptaría una medida de ese tipo. Es decir que una contradicción en ese sentido le provocaría un mayor costo político en pleno año electoral.

Pero, sobre todo, porque son muchas las voces que alertan sobre lo complejo que resulta salir de ese tipo de esquemas una vez que se entró.

Lo que se percibe en el gremio de los economistas es que la gravedad de la situación está acelerando los tiempos. Octubre "ya llegó", aunque faltan seis meses para que las urnas vuelvan a hacerse presente.