Los bonos argentinos pagan diez puntos más que cualquier otro título similar de la región
La cercanía agranda las diferencias. En un mundo tasas bajas, nuestros vecinos de América latina se dan el gusto de endeudarse a tasas 10 puntos inferiores a las que accede Argentina.
Una desventaja que impide al país financiar las inversiones en infraestructura que necesita o refinanciar los vencimientos de deuda. Como contracara, el país puede mostrar una tasa de deuda sobre PBI de las más bajas de la región.
Según relevó la sociedad de bolsa Balanz Capital, para una duration (promedio ponderado de la madurez de un título) similar, los bonos de Argentina en dólares arrojan una tasa interna de retorno 10 puntos porcentuales por encima que sus comparables de Brasil, Perú, Colombia, Uruguay y Chile.
Un bono argentino que vence en 2013 rendía 10,57% a fines de enero y uno brasileño, 0,25%. Otro con vencimiento en 2015 rendía 13,66% contra uno colombiano a 2016 de 1,56%. A 2017, rendía 13,72% versus uno uruguayo de 2,02%. A 2033, 14,45%: superior a 2,68% de uno colombiano a 2021.
El informe elaborado por el analista financiero Iván Bruschi resalta la oportunidad que no se aprovecha: el nivel de extrema liquidez global, por la política monetaria expansiva que realizan los principales bancos centrales, y algunos de esos dólares dirigiéndose a los mercados emergentes.
“La problemática que surge aquí es el alto costo que hoy en día le exigen los mercados a nuestro país, lo que hace inviable la absorción de los capitales baratos que abundan en el mundo”, explica.
Los altos rendimientos están asociados a un riesgo país que supera los mil puntos.
Para Ramiro Castiñeira, economista de Econométrica, “el mercado percibe mayor riesgo por el deterioro macroeconómico que tuvo Argentina”. Según explica, en cuatro años se transformaron todas las fortalezas -el superávit fiscal, externo, energético y el tipo de cambio competitivo- en problemas. “Más la inflación que se escapó y el crecimiento a tasas chinas, que se evaporó. Obviamente, las expectativas implican tasas elevadas”.
Además, se acerca la fecha definitoria en el juicio con los holdouts en EE.UU., donde una sentencia negativa a partir del 27 de febrero podría poner en jaque las finanzas del país.
Para Eric Ritondale, economista de Econviews, la sobretasa que paga Argentina “está vinculada a las cuestiones de seguridad jurídica”, ya que “no hay tantas dudas respecto de la capacidad de pago”. Enumera el default y canje de la deuda, la intervención del Indec, las peleas con el FMI, los juicios pendientes en el Ciadi, la expropiación de YPF sin compensación, etc..
"Decisiones de carácter institucional y de deterioro fiscal que no sólo elevan la prima de riesgo: “Argentina no es destino ni de inversión extranjera directa ni de inversiones de portafolio"”, agrega Ritondale. Lo cual es relevante cuando el país necesita financiar infraestructura a largo plazo: “Es un impedimento para el crecimiento”.
En este escenario, a Argentina no le conviene endeudarse. “Pedir crédito a estas tasas es patear para adelante la deuda y agrandarla”, explica Castiñeira, ya que superan la tasa de crecimiento de la economía.
De hecho, según El Cronista, el país cancela puntualmente sus vencimientos en dólares. “El objetivo del Gobierno ha sido desde sus comienzos mantener una política de desendeudamiento”, explica Bruschi. Y destaca que el ratio de deuda sobre PBI, en torno al 130% en 2003, bajó al 36% en 2012. Y dado que cerca del 50% está en manos de organismos estatales, el ratio de deuda privada sobre PBI es menor al 20%.
Sin embargo, para Bruschi, “lo óptimo sería encontrar un punto de equilibrio razonable, e ir refinanciando los vencimientos con nuevas emisiones sin tener que utilizar las reservas internacionales del Banco Central”.
Para Castiñeira, “la mejor carta de Argentina es el desendeudamiento”. Ritondale coincide: “Por lo menos la deuda en moneda extranjera es baja y el día de mañana está la posibilidad de tomar crédito si hace falta. Hay que ver si siguen las tasas en cero”.