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Cerradura falseada: crece la avalancha importada, el "candado" no funciona y hay alerta en el Gobierno

Cerradura falseada: crece la avalancha importada, el "candado" no funciona y hay alerta en el Gobierno
11/04/2011 - 10:03hs
Cerradura falseada: crece la avalancha importada, el "candado" no funciona y hay alerta en el Gobierno

Así como 2010 fue bautizado como el "Año del Bicentenario", este 2011 bien podría ser catalogado como aquél en el que el Gobierno le declaró la guerra a las importaciones.

Autos, maquinaria agrícola, alimentos, textiles, electrodomésticos, celulares... todo esto y mucho más es lo que hoy está limitando el Ejecutivo, ya sea a través del "retaceo" de autorizaciones, mediante exigencias no escritas o, incluso, con barreras que no tienen ninguna explicación oficial.

Esto último sucede actualmente con los artículos para el hogar. Tal como diera cuenta iProfesional.com ya hay más de 25.000 productos, entre cocinas, heladeras y lavarropas, que están varados en la Aduana sin que el Gobierno ofrezca argumentos claros, más allá de alegar "cuestiones técnicas".

A esto se suma un ejército de vehículos frenados en el puerto de Zárate (hasta hace unos días se estimaba que había cerca de 5.000), que no pueden ser nacionalizados hasta que las casi 30 automotrices afectadas no presenten planes de exportación para compensar los dólares necesarios para importar dichas unidades (hasta el momento lo hicieron sólo tres: Volkswagen, Porsche y Mercedes Benz).

Como si esto fuese poco, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ordenó a supermercados y distribuidoras que no importen aquellos alimentos que le sacan mercado a los productos nacionales, como aceite de oliva, pastas, enlatados, chocolates y fiambres, sólo por citar algunos artículos de un largo listado.

Estos casos, a los que hay que sumarle muchos otros, conforman el "cerrojo" oficial a las importaciones que busca, por un lado, proteger a aquellos sectores que están sintiendo el impacto de la suba de costos laborales a tasas chinas, producto de una inflación cercana al 25% y un tipo de cambio cuasi quieto.

Pero, además, hay otra cuestión de fondo no menor: cuidar el "colchón verde" que, a pesar de los excelentes precios internacionales y de la buena cosecha de soja, viene reduciéndose a pasos acelerados, lo que redundaría en una mayor presión en el tipo de cambio.

Esto, de por sí, ya genera una alta preocupación en el Ejecutivo, considerando que mantener el dólar anclado es una de las pocas "vallas de contención" con la que cuenta para evitar una escalada inflacionaria aun mayor.

A frenar se ha dicho

"Las elecciones presidenciales suelen incrementar la incertidumbre de los inversores y generar una mayor dolarización. Así, con una cuenta corriente en retroceso, se decidió minimizar la salida de divisas con el objetivo de desactivar cualquier tipo de presión cambiaria. En este marco fue en el que profundizaron las trabas a las importaciones", explicaron desde la consultora Ecolatina.

En otras palabras, para que haya una masa suficiente de dólares en el mercado y que aliviane las tensiones frente a una creciente demanda de divisas, el Ejecutivo entendió que la mejor forma de garantizarse un saldo positivo era lanzando su plan "tolerancia cero" hacia los productos importados, que el año pasado "succionaron" más de u$s56.000 millones.

El problema, según diversos analistas consultados por iProfesional.com, es que la cerradura de la "tranquera", que intenta frenar la avalancha de artículos del exterior, está "falseada".

En buen romance, el Gobierno intenta por todos los medios desalentar las compras de artículos extranjeros y sustituirlos con producción nacional. Sin embargo, según anticipó Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores, el ingreso de productos este año va a alcanzar una marca histórica.  

"El problema es que el grueso de lo que viene de afuera son maquinarias, insumos para la industria, energía y combustible. El Gobierno podrá, a lo sumo, desalentar la entrada de bienes por u$s6.000 millones, no mucho más. Esto es poco, apenas un 10%, considerando que las importaciones superarán los u$s60.000 millones y van a ser récord, simplemente porque la Argentina seguirá creciendo", destacó.

En la misma línea, Eric Ritondale, economista senior de Econviews, aseguró que "la mayoría de lo que se frena son artículos de consumo. Pero éstos no son los que realmente pesan en el comercio. Los bienes que más impactan en los grandes números son la energía y los bienes de capital y el Gobierno no puede optar por frenarlos porque directamente crecería menos la economía. Por lo tanto, te pueden prohibir ingresar un tractor u obligarte a exportar vino para que traigas autos, pero el resultado final no lo van a torcer. Las medidas del Gobierno no van a tener mucho éxito: el superávit comercial indefectiblemente va a caer".

Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica, coincidió con Ritondale: "El cerrojo oficial no se están aplicando sobre los rubros que mueven el amperímetro. La espectacularidad que parecen tener estas barreras, en realidad, tienen un pobre efecto a la hora de cuidar el colchón de dólares",

Por su parte, Mauricio Claverí, de Abeceb, destacó que "el Gobierno busca fomentar a toda costa el consumo. Pero esto lo lleva a un callejón sin salida, ya que la indutria nacional utiliza insumos importados que, por ahora, no puede reemplazar. De hecho, se festeja que hubo récord de patentamientos de motos pero, irónicamente, casi el 100% de las piezas para armarlas necesariamente se traen de afuera".

Desde Abeceb destacaron que los seis principales sectores que se ven afectados por las polémicas licencias no automáticas, representan apenas el 35% del déficit industrial argentino, "con lo cual, no queda asegurado que esta medida ataque el problema" que quiere el Gobierno.

Las cuatro claves del por qué no funciona el cerrojo 

La pregunta obligada es por qué se da este fenómeno por el cual el esfuerzo del Gobierno no está dando resultados para engrosar el "colchón verde".

Sobre este tema, los expertos apuntan a una serie de factores:

1-Capacidad instalada casi al tope: según el INDEC, el promedio está en un nivel crítico, superior al 80%, con sectores que ya superan el 90% (como el textil). Para la Cámara de Importadores, esto tiene tres efectos concretos:

a) Mayores importaciones: una menor oferta de bienes nacionales incrementa la necesidad de traer productos del exterior.

b) Menos exportaciones: para poder abastecer al mercado interno hay menos disponibilidad de articulos para vender al mundo.  

c) Más necesidad de importar maquinaria para compensar la capacidad casi al tope (con el agravante de que el 90% de los bienes de capital que se venden en el país no se fabrican en la Argentina).

Al respecto, Martín Apaz, economista jefe de Deloitte, explicó que "el problema es que, si bien hay inversiones, las tasas no son lo suficientemente altas como para acompañar el crecimiento que pretende el Gobierno".

2-Alta dependencia de insumos importados para el "made in Argentina": tal como se señaló anteriormente, en general, los rubros que fomenta el Gobierno (como autos y electrónica), tienen una fuerte presencia de componentes del exterior. Por ejemplo, se estima que más del 80% del hardware de cada una de las 4,5 millones de notebooks y netbooks que se fabricarán este año en Tierra del Fuego necesariamente se comprará en otros países.

3- Los productos importados son cada vez más atractivos para el bolsillo de los argentinos: según el Banco Ciudad, los salarios industriales en dólares hoy ya se ubican un 60% por encima de los niveles de 2001. Es por ello que, el recibir subas salariales cercanas al 25%, en un contexto de dólar planchado, dio lugar a que buena parte de la sociedad ahora se vuelque a la compra de artículos del exterior que se abarataron fuertemente frente a los nacionales y que antes resultaban prohibitivos. 4- Mayor necesidad de importar energía: en la medida en que el país crece cada vez resulta más crucial el petróleo venezolano, la energía eléctrica brasileña o el gas boliviano. Y este es un tema en el que el Gobierno no tiene margen de maniobra. Sucede que la Argentina está perdiendo su autoabastecimiento energético a pasos acelerados. La combinación de mayor consumo y menor producción, se suma a un factor más que preocupante: el actual nivel de exploración es el más bajo desde la década de los 80, según Econométrica.

Todo esto genera que el ingreso de productos del exterior se intensifique aún más y la dinámica escape del control oficial.

De hecho, según estimaciones de Econviews, "las importaciones en 2011 van a crecer dos veces y media más rápido que la economía doméstica". Expertos le ponen "precio" al "colchón verde"

Si la cerradura está "falseada", como indican los expertos, esto inevitablemente implicará que las empresas que traen productos de afuera terminarán "succionando" más dólares que los que pretende el Ejecutivo.

Según Castiñeira, a pesar de todos los esfuerzos, el saldo entre compras de bienes del exterior y ventas al mundo va a arrojar "una cifra cercana a los 8.000 millones".

¿Es para preocuparse? Sí, porque representa un desplome de más del 30% con respecto al año pasado. Puesto en números absolutos, unos u$s4.000 millones menos, tal como se puede ver en el siguiente gráfico:

Santisteban coincidió: "las licencias no automáticas y los sectores a los que se está desalentando no tienen un gran peso en este contexto de fuertes importaciones. Por eso esperamos un superávit de entre u$s8.000 y u$s9.000 millones".

En definitiva, cualquier cifra menor a los u$s10.000 millones implicará el nivel más bajo desde la salida de la convertibilidad.

Las consecuencias de la cerradura falseada

Para el Gobierno, no poder aplicar un "cerrojo" más efectivo es un motivo de alta preocupación, ya que se observa cómo los dólares que genera el "yuyito" se están "evaporando" y teme que el saldo no alcance para cubrir las necesidades del Ejecutivo para mantener controlado el tipo de cambio.

¿Por qué una exacerbación de las importaciones y un menor saldo comercial impactarán en el valor del billete verde? Según Ecolatina, "la cuenta corriente será prácticamente nula en 2011. Esto significa que, por primera vez desde la devaluación, las transacciones comerciales con el resto del mundo no dejarán una entrada significativa de divisas".

Desde la consultora agregaron que "2011 será un año bisagra para el país pues todos los pilares del modelo productivo habrán desaparecido: el tipo de cambio en términos reales con respecto al dólar volverá a los niveles del 2001, la cuenta corriente dejará de ser superavitaria y el déficit fiscal será más abultado".

A esto habrá que sumarle una fuga de capitales que este año se ubicará entre los u$s11.000 y u$s12.000 millones, es decir una cifra superior al superávit que el país podrá lograr.

En este contexto, según Ritondale, "todo esto llevará a que el Banco Central no pueda acumular más reservas".

¿Qué efectos tendrá esto? De acuerdo al experto, "va a comenzar a jugar la ley de oferta y demanda. Como va a haber menos dólares disponibles en el mercado, el Gobierno, para mantener el tipo de cambio actual, va a tener dos opciones: desprenderse de reservas, algo que no creemos, o soltarle un poco la mano a la divisa".

¿Un dólar más caro significa el fin del "revival noventista" que permite que anualmente 5 millones de argentinos veraneen en el exterior? Para Ritondale, no necesariamente: "En términos reales -considerando inflación-, la moneda no se va a depreciar. Simplemente se va a moderar la actual velocidad de apreciación, que es insostenible en el largo plazo. Recordemos que en 2010 el peso argentino fue el que más se encareció en términos reales contra el dólar en todo el mundo".

De este modo, el año próximo, llenar el changuito en cuotas podría volverse más caro, pero veranear en el Caribe, en términos reales, no. Paradojas del modelo "K" que, según Santisteban, "seguirá intentando desalentar las importaciones", aun cuando parezcan ser más los efectos colaterales negativos que los beneficios.