Irrumpe en el país un nuevo fenómeno social: la "clase media trabajadora"
Los fuertes aumentos de salarios otorgados en 2010 a aquellos empleados incluidos en los convenios colectivos no solamente dieron lugar a una proliferación de dependientes que pasaron a ganar casi lo mismo, y en muchos casos más, que sus propios jefes.
También generaron un cambio significativo en la llamada pirámide socioeconómica.
En efecto, existe un numeroso grupo de asalariados que posee ingresos mensuales comprendidos en el rango que va desde los $3.000 hasta los $4.000, acorde a la remuneración bruta promedio de $3.600 que marca el INDEC para la llamada población económicamente activa, considerando la totalidad del país.
Sin embargo, los acuerdos cerrados en paritarias por varios sectores permitieron que muchos trabajadores hoy ganen muy por encima de esa cifra. Es decir, entre los $4.000 y hasta los 9.000 pesos.
Vale decir que su nivel de ingresos resulta bastante superior al promedio salarial de, por ejemplo, los empleados administrativos. O de aquellos que se desempeñan en el sector comercio.
¿Quiénes son? A modo de ejemplo pueden mencionarse a los salarios en bruto de camioneros ($10.000), portuarios ($8.000), metalúrgicos ($7.800), aceiteros ($7.700), telefónicos ($7.600) o petroleros (hasta $18.000, en algunas posiciones). La lista es más extensa, pero los mencionados sirven como muestra para ilustrar el profundo cambio que se ha generado en términos socioeconómicos.
Estos valores corresponden a los sueldos máximos para obreros especializados y con jornadas especiales que se desprenden de los convenios colectivos pactados en 2010. Sin embargo, no contemplan otros ingresos extra, como los premios por productividad, que no forman parte del salario.La irrupción de una nueva clase
Es así como muchos economistas, sociólogos y analistas de marketing y tendencias de consumo no sólo comienzan a hablar de la irrupción sino además del impacto de este cambio social.
Y no dudan en ponerle un nombre: la "clase media trabajadora", que exhibe algunas particularidades que la distingue de la tradicional.
Gran parte de quienes la conforman, que históricamente percibieron ingresos más asociados a los de la clase media-baja, ahora pasaron a formar parte de la categoría que los marketineros califican como "C2" y "C3".
En contraposición, la llamada "clase media clásica", que comprendía a muchos integrantes con formación universitaria, comenzó a recorrer el camino opuesto.
El impacto de este cambio social es muy alto. Y los analistas ya le atribuyen un rol clave en la marcha de los indicadores económicos.
"Un diferencial importante de Argentina en comparación con el resto de América latina es que posee sindicatos fuertes y bien organizados", sostiene el economista Miguel Bein.
"Esto hace que hoy se hable en la Argentina sobre una nueva clase media trabajadora, algo que hasta hace unos años no existía. Estamos viendo aumentos salariales deL 15% en dólares, cuando lo normal en un país que le va muy bien es de un 7%", destaca el analista.
Ernesto Kritz, especialista en asuntos laborales, va más allá al indicar que "el sector de los trabajadores registrados no solamente se despegó del nivel de ingresos bajos sino que, además, está siendo el principal impulsor del boom del consumo".
Agrega que, si bien el inicio de esta nueva categoría tiene como punto de partida los acuerdos salariales que datan de 2005 y 2006, fue recién este año cuando, en medio de un entorno de alta inflación, se manifestó con más fuerza.
"Hoy puede decirse que el sector registrado y sindicalizado es el que está disfrutando los logros del crecimiento económico, y es aquél que pudo tomar bastante distancia del sector informal de ingresos bajos", señala Kritz.
Y si algo está claro es que, a pesar de todas las advertencias sobre si estos niveles de aumentos resultan sostenibles sin generar una espiral inflacionaria, nada indica que el crecimiento de esta nueva clase media trabajadora se detenga en el corto plazo.
En efecto, en pleno período pre-electoral ya se anticipa que las futuras paritarias serán sin techo y mostrarán cifras de incrementos salariales similares a las de este año, es decir, varios puntos más por encima de la inflación.
"Los salarios en dólares se van a ir por las nubes", había afirmado el presidente del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger, al anticipar el panorama de 2011, asumiendo que los ajustes nominales seguirán altos en un entorno de tipo de cambio planchado. ¿Billetera mata educación?Ahora bien, ¿qué se tiene en cuenta para que una persona pertenezca a un determinado estrato social? ¿Pesan por igual el nivel de estudios y el ingreso que recibe a fin de mes?
"Aunque muchos sectores cuenten con importantes ingresos, desde el punto de vista social -cuando se define a la clase media tradicional- no sólo se tiene en cuenta el dinero, sino que entran en juego otros aspectos", destaca Guillermo D'Andrea, profesor del IAE y especialista en consumo.
Para el analista, "la educación, más que el ingreso, es aquello que suele marcar una mayor diferencia en el estilo de vida".
Si se toma como ejemplo la categorización que establece CCR, consultora especializada en consumo, una familia con ingresos superiores a los $5.000 ya puede sentirse parte de la llamada clase media-media.
Días atrás, iProfesional.com dio cuenta de cuál es el parámetro de referencia generalmente aceptado, a la hora de determinar la pirámide socioeconómica.
¿Cuánto se debe ganar?:
- Para ser un "clase alta", el ingreso debe superar los $19.000
- Para ser un clase "media-alta", debe ubicarse entre los $19.000 y $8.000
- Para ser un clase "media-media", entre los $8.000 y $5.000
- Para ser un clase "media-baja", el promedio se ubica en los $3.800
Ahora, ¿en qué proporción influye el nivel de ingresos y los estudios?
La respuesta varía dependiendo de quién haga el análisis. Porque la definición de las distintas clases sociales tiende a ser elástica.
Para las "frías" estadísticas, que miden las posibilidades de acceder a determinados servicios básicos, el salario resulta ser la variable fundamental. Para las empresas, y para quienes elaboran las estrategias de marketing, hay determinados bienes cuyo consumo no depende únicamente de la capacidad de pago, sino de la necesidad de pertenencia a un determinado segmento social.Los "clase media" que no se resignan a bajar Allan Poe Castelnuovo, especialista en marketing de la Universidad de Palermo, recuerda que siempre se consideró que la identidad y el "orgullo" de la clase media pasa, sobre todo, por el consumo de bienes educativos y culturales.
"Como en general no pueden dejarle a sus hijos grandes volúmenes de capital económico, intentan capitalizarlos con dichos bienes", sostiene.
Para el experto, así como un aumento del ingreso no hace que alguien automáticamente se transforme en "clase media tradicional", tampoco una baja transitoria del salario hace que una persona deje de considerarse como perteneciente a esta categoría social.
"La inflación puede impactar sus lógicas de consumo a nivel material, pero no necesariamente sus estructuras de normas y valores dentro de un patrón de clase media", agrega Castelnuovo.
No obstante, cuando el poder de compra en términos reales desciende -como ocurrió este año con los profesionales y empleados jerárquicos fuera de convenio- éstos tienden a reforzar algunas conductas para sentirse que "aún pertenecen" al mismo estrato social y que no han caído en la pirámide.
Según Castelnuovo, ello les implica una elección sobre qué consumos pueden ser prescindibles y cuáles deben mantener para reforzar su sentido de inclusión.
A modo de ejemplo, Castelnuovo destaca que quienes dejaron de enviar a sus hijos a un colegio privado -por cuestiones de presupuesto- ahora comienzan a revalorizar a la educación estatal.
O si recorren una mayor distancia para hacerse de una oferta, tienden a asociar este comportamiento a una conducta racional más que a un regateo.
"Es esperable que los cambios vengan acompañados de una simbolización justificadora. Que empiecen a circular relatos que revaloricen la escuela pública, o que la búsqueda de un precio más bajo no sea sinónimo de mezquindad sino de lucidez", agrega el experto.
Otro grupo que ha caído en la pirámide -en el actual entorno de alta inflación que beneficia a los convencionados- es el conformado por los trabajadores en negro y cuentapropistas de bajos ingresos.
Según Kritz, el sector informal es el más desprotegido ante la suba de precios, ya que no puede indexar su remuneración. Y, por otra parte, ve dificultada su entrada al mercado formal, debido a la reticencia de las empresas a aumentar las nóminas.Los "clase media" que buscan subir
A la hora de distinguir los rasgos que distinguen a la "clase media trabajadora", Kritz afirma que una característica típica en sus hábitos de compra es la preferencia por la adquisición de bienes más que de servicios.
"Esto es lo que contribuye a explicar el boom en la venta de electrodomésticos", señala.
Además, destaca que la contracara de esta actitud es la de una menor propensión al ahorro.
También Daniel Vardé, especialista en consumo de la consultora Deloitte, destaca que el objetivo más inmediato de quien mejora su ingreso es la posesión de ciertos bienes.
Quiere "sentirlos", para mostrarse a sí mismo y demostrarles a otros, que logró ascender en la escala social.
Y menciona a ciertos consumos que son de tipo "aspiracional", que van desde una zapatilla de marca, un LCD, un nuevo celular y hasta un automóvil.Clase media "T" en la economía "K"
Los expertos consultados destacan estos cambios relativos en la estructura socioeconómica tradicional y dan cuenta del impacto en la economía K.
- Este grupo social exacerba el consumo a corto plazo y por lo tanto resulta sumamente funcional a la actual política económica. Además, no se trata de un consumo de productos 'B', sino que busca una gratificación con los llamados 'A', o de primera línea. "No es sólo la clase alta la que compra zapatillas de marca", destaca Javier Casas Rua, socio de PriceWaterhouse Coopers.
- "Un dato fundamental es que es un grupo de asalariados que no compra dólares, a diferencia de la clase media típica, que cuando puede trata de ahorrar. Esto ayuda al actual modelo, que privilegia la demanda y busca reducir la fuga de capitales", destaca Eric Ritondale (Econviews).
La consecuencia del punto anterior es que cuando toda la mejora del ingreso se canaliza en consumo, esto contribuye a acentuar la presión inflacionaria.
"Aumentos salariales como los que están dando las empresas argentinas son imposibles de absorber sin trasladarlos al valor final de un producto. En algún momento se va a requerir de un acuerdo de precios y salarios, por el que se busque otorgar subas más consistentes con una inflación del 15% que de 25 por ciento. Claro que esto no va a ocurrir antes de 2012", explica Bein.
Mientras tanto, la "nueva clase trabajadora" irá creciendo en cantidad de integrantes y seguirá escalando en la pirámide social argentina. Fernando Gutiérrez – Guillermina Fossati
Colaboración: Juan Manuel Barca©iProfesional.com