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¿Cómo está la tecnologí­a en la cabeza de los argentinos?

Blas Briceño, de Finnegans, advierte en esta nota para iProfesional.com la necesidad de que crezca el uso de las herramientas informáticas
26/07/2010 - 12:37hs
¿Cómo está la tecnologí­a en la cabeza de los argentinos?

Hace un tiempo tuve que viajar a Parí­s. Reservé un departamento de uso temporario por internet, hice mi depósito con tarjeta de crédito por la misma ví­a, me mandaron un mail con un código para abrir la puerta del lugar- que se operaba como una caja de seguridad- y una vez adentro del departamento encontré una llave común. Eso fue todo. En todo el tiempo –poco- que duró el proceso no le vi la cara a nadie.

Y es que hoy en dí­a la tecnologí­a da muchas facilidades para lograr transacciones más automatizadas. Y lo que me sucedió en Europa podrí­a haber pasado aquí­. Pero en la Argentina es diferente. Y no se trata de la brecha tecnológica sino de cómo las comunidades aprovechan la tecnologí­a disponible. Siento que en Argentina el gran déficit no está tanto del lado de las falencias sino que está más del lado de la capacidad cultural que tenemos los argentinos para que la tecnologí­a favorezca la cotidianeidad, tal como sucede en organizaciones más desarrolladas como la europea.

Esto que viví­ en una situación personal, vale para cualquier incorporación tecnológica. No sólo se necesitan avances tecnológicos.

Estos deben estar acompañados por asimilaciones culturales para que la disponibilización de la tecnologí­a y de sistemas opere de forma más eficiente. Es decir, no es suficiente con que esté disponible esta tecnologí­a, sino que las organizaciones deben saber aprovecharla en función de producir más confort, mejor calidad de vida o mejor calidad de trabajo o más valor de los trabajos que realiza.

Porque la realidad es que la Argentina está muy bien posicionada en relación al mundo. No hay un salto demasiado extraordinario. No estoy negando la brecha, existe: en cualquier casa de Londres la banda ancha funciona mucho más veloz que en muchas empresas argentinas. Pero más allá de esa situación yo siento que no es ahí­ donde están las diferencias si no en cómo la comunidad o las organizaciones aprovechan eso y cómo acuerdan sobre el uso y cuáles son las condiciones macrosociales que hacen que usar la tecnologí­a sea de mayor provecho para la organización social de lo que es en Argentina.

Blas Briceño es presidente de Finnegans (www.finnegans.com.ar)

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